Waleska de Miel San Marcos canta junto a Marcos Witt en Los Ángeles

Una noche de adoración histórica se vivió recientemente en el emblemático Teatro Dolby, donde el reconocido ministro y salmista Marcos Witt presentó una nueva fecha de su gira internacional «Legado», la cual celebra sus más de 40 años de ministerio musical al servicio del Reino de Dios.

Una noche de adoración histórica se vivió recientemente en el emblemático Teatro Dolby, donde el reconocido ministro y salmista Marcos Witt presentó una nueva fecha de su gira internacional «Legado», la cual celebra sus más de 40 años de ministerio musical al servicio del Reino de Dios.

Entre los momentos más memorables de la velada, destacó la participación especial de Waleska Morales, vocalista de la agrupación guatemalteca Miel San Marcos, quien subió al escenario para interpretar junto a Witt el tema «Temprano yo te buscaré», incluido en el más reciente álbum del salmista, también titulado Legado.

La presentación emocionó a los presentes y a miles más que siguieron el evento a través de redes sociales. Sayra González, madre de Waleska, compartió en sus plataformas digitales imágenes de los ensayos previos, mostrando el ambiente de preparación espiritual y musical antes de la presentación en uno de los recintos más emblemáticos de la ciudad de Los Ángeles.

La gira «Legado» ha recorrido varias ciudades de Estados Unidos, reuniendo a diferentes generaciones de adoradores y líderes de alabanza que han sido inspirados por la trayectoria de Marcos Witt. La colaboración con Waleska simboliza ese relevo espiritual y musical que continúa bendiciendo a la iglesia de habla hispana.

Miel San Marcos, por su parte, ha sido protagonista en el panorama internacional de la música cristiana, y recientemente fue nominada a tres categorías en los GMA Dove Awards 2025, reafirmando su compromiso de exaltar el nombre de Jesucristo a través de la adoración.

La unión de voces entre Marcos Witt y Waleska Morales no solo representa una colaboración artística, sino también una proclamación intergeneracional del mensaje eterno del Evangelio. Una noche donde la música no fue espectáculo, sino altar de adoración.

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