Pareja evangélica es ejecutada a tiros dentro de su vivienda en Tocantins
La comunidad evangélica de Brasil y creyentes de toda América Latina están de luto tras el asesinato brutal de una pareja pastoral de la Asamblea de Dios Madureira. El crimen ocurrió la noche del martes 17 de junio en el asentamiento de Pericatu, en Pium, Tocantins, cuando los pastores Dorvalino das Dores da Silva (63) y Francilene de Sousa Reis e Silva (42) fueron ejecutados a tiros dentro de su hogar.

El hecho ha conmocionado no solo a los feligreses del lugar, sino también a quienes seguían el ministerio de la pareja a través de redes sociales, donde compartían mensajes cristianos y reflexiones de fe. El doble homicidio ha sido calificado como “un acto cobarde y demoníaco” por líderes religiosos, y ha despertado un clamor generalizado por justicia, paz y mayor cobertura espiritual en un país que vive crecientes olas de violencia.
Según el reporte de la Policía Militar, los cuerpos fueron hallados con impactos de bala en la cabeza. El hijo de la pareja fue quien descubrió la escena, poco después del ataque, y aunque intentó auxiliarlos con ayuda de vecinos, los sanitarios solo pudieron confirmar el fallecimiento. El ataque ocurrió alrededor de las 19:00 horas.
Testigos informaron que el agresor se desplazaba en motocicleta. Se habría estacionado a unos 30 metros de la vivienda, corrió hacia la casa, disparó varias veces sin mediar palabra y escapó rápidamente. Hasta el momento no se han identificado sospechosos, pero las autoridades analizan grabaciones de cámaras de vigilancia cercanas y aseguran que “todas las hipótesis están siendo investigadas”.

La investigación está en manos de la 57.ª Comisaría de Policía de Pium y ha sido acompañada por el Departamento de Seguridad Pública de Tocantins. Mientras tanto, la congregación a la que pertenecían los pastores, y otras iglesias de la región, han convocado jornadas de oración y vigilias.
Los pastores eran muy queridos y reconocidos por su testimonio de vida, su entrega al servicio y su pasión por predicar la Palabra de Dios. Además de su labor en la iglesia local, mantenían un canal de YouTube donde compartían mensajes bíblicos, reflexiones espirituales y enseñanzas pastorales. Su alcance había crecido en los últimos años, llegando a creyentes más allá de su comunidad inmediata.
Las redes sociales se han inundado de mensajes de dolor y condena. “No solo nos quitaron a dos pastores, nos arrebataron columnas de fe, líderes que vivían para Dios”, escribió un fiel. Otros han exigido que el caso no quede impune, recordando que el asesinato de líderes religiosos no es un hecho aislado, sino un síntoma de una sociedad que necesita urgentemente reconciliarse con el valor de la vida.
“La maldad ha entrado en los hogares, pero Dios sigue siendo nuestra justicia y nuestra paz”, expresó otro pastor local, recordando que en medio del dolor, la fe es el único refugio que queda. Para muchos, el crimen es un recordatorio urgente de que sólo cuando se busca de Dios, hay verdadero resguardo frente al caos del mundo.
Brasil, a pesar de su fervor religioso, enfrenta una violencia estructural que alcanza incluso a pastores, sacerdotes, líderes comunitarios y defensores de la fe. Lo que para unos son cifras, para otros es una tragedia personal, irreparable.
Este caso no solo enluta a una iglesia, sino que confronta a una nación entera con una pregunta profunda: ¿qué lugar ocupa Dios en medio de una sociedad que permite que se asesine a quienes le sirven? La respuesta no está solo en capturar al culpable, sino en volver al camino de la vida, al camino de la fe.
Porque solo con Dios hay consuelo, esperanza… y justicia.