En un mundo donde la fe y el trabajo suelen mantenerse separados, hay lugares donde los valores cristianos siguen brillando con fuerza. Uno de esos lugares es Chick-fil-A, una cadena de comida rápida conocida no solo por su servicio excepcional, sino también por su firme compromiso con principios cristianos. Un reciente episodio, capturado en una emotiva fotografía, ha conmovido a miles de personas, recordándonos que el llamado de Dios llega en todo momento y que debemos estar dispuestos a escucharlo.
La imagen, tomada por Brittany Calden, muestra a un empleado de Chick-fil-A orando por una clienta. Esta poderosa escena ha dado la vuelta al mundo, destacando la importancia de la oración y el amor al prójimo en nuestra vida cotidiana. Brittany, una fotógrafa profesional, describió el momento como un reflejo de lo que constantemente busca: instantes que la conmuevan y la inspiren.

Un Empleado Guiado por el Espíritu Santo
El protagonista de esta historia es Stephen Spray, un empleado que sintió en su corazón la necesidad de orar por una clienta. “Las personas necesitan oración, aliento y amor. Eso es lo que intentamos hacer aquí”, explicó Stephen. Para él, orar por los clientes es algo natural cuando siente el llamado del Espíritu Santo.
Lo que podría haber sido un simple intercambio entre empleado y cliente se convirtió en un testimonio vivo del poder de la fe en acción. La imagen de Stephen, inclinado en oración, no es solo una escena conmovedora, sino una invitación para todos nosotros a estar atentos a la voz de Dios y actuar con valentía cuando Él nos llama.

El Espíritu de Servicio
La fe de Chick-fil-A no se limita a momentos de oración espontánea. Brittany destacó que la cultura de la empresa refleja un profundo compromiso con el servicio y la amabilidad. Desde saludar a los clientes por su nombre hasta sostener bebés para que los padres puedan comer en paz, los empleados de Chick-fil-A encarnan el amor de Cristo en cada interacción.
“Todo esto lo hacen porque sus corazones están guiados por Dios, no por el reconocimiento”, explicó Brittany. La historia de Stephen es solo un ejemplo de cómo la compañía mantiene sus valores cristianos en el día a día.
Un Legado de Fe y Compromiso
Chick-fil-A ha mantenido su identidad cristiana a lo largo de los años. Su fundador, S. Truett Cathy, estableció la tradición de cerrar los domingos, permitiendo que sus empleados tengan un día de descanso y adoración. Su hijo, Dan Cathy, ha mantenido esta política como una promesa de fidelidad a los principios con los que la empresa fue creada.
Más allá de sus decisiones empresariales, Chick-fil-A también se dedica a la caridad, brindando ayuda a comunidades necesitadas. Su misión no es solo vender comida, sino servir con amor y compasión, recordándonos que el trabajo puede ser un medio para glorificar a Dios.
Escuchar el Llamado de Dios en Todo Momento
La historia de Stephen y la filosofía de Chick-fil-A nos llevan a una reflexión más profunda: ¿Estamos escuchando el llamado de Dios en nuestra vida diaria? Muchas veces, el ruido del mundo nos distrae y nos impide reconocer los momentos en los que Dios nos habla. Sin embargo, la Biblia nos exhorta a estar siempre en oración y a mantener nuestros corazones abiertos a Su guía.
Como dice 1 Tesalonicenses 5:16-18:
«Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.»
Esta historia nos anima a actuar con amor, a extender una mano a quienes lo necesitan y a estar atentos a la voz de Dios en cada momento. El llamado de Dios no siempre llega con grandes señales, a veces es un susurro en nuestro corazón, una oportunidad de mostrar compasión o un simple acto de bondad hacia alguien que lo necesita.
Que esta historia nos inspire a ser las manos y los pies de Jesús en nuestro día a día, recordándonos que, dondequiera que estemos, siempre podemos hacer la diferencia con amor, oración y servicio.