Vivir sin temor

Por: Dr. Fernando Mazariegos PhD. en teología aplicada. Embajador permanente por la paz, MINEX. Coordinador del diplomado en Ciencias Bíblicas, SBG. En los tiempos difíciles que estamos viviendo, es fácil angustiarse y afanarse. El hecho de ser cristianos no significa que no suframos dificultades, tribulaciones, enfermedades, carencias y necesidades. Estas dificultades pueden llegar a perjudicar…

Por: Dr. Fernando Mazariegos

PhD. en teología aplicada.

Embajador permanente por la paz, MINEX.

Coordinador del diplomado en Ciencias Bíblicas, SBG.

En los tiempos difíciles que estamos viviendo, es fácil angustiarse y afanarse. El hecho de ser cristianos no significa que no suframos dificultades, tribulaciones, enfermedades, carencias y necesidades. Estas dificultades pueden llegar a perjudicar nuestra fe, esto significa que empezamos a dudar si estamos en el camino correcto, nos puede llevar a apartarnos de la fe o nos puede llevar a buscar soluciones rápidas y pecaminosas.

El punto es que las dificultades pueden perjudicar severamente nuestra relación y comunión con Dios y con la sociedad.

Estas adversidades nos presionan y pueden producir en nosotros angustia, afán, dolor, tristeza e inclusive a perder la fe en Dios y dudar de Su Palabra, en estos procesos debemos esforzarnos aún más por confiar en Dios y su capacidad de bendecirnos, de ayudarnos y de darnos una salida. A pesar de que no podamos sentir a Dios confiemos que Él está con nosotros (Salmo 34:7-10).

Muchos buscan a Dios para que les solucione sus problemas, pero se equivocan. Buscan a Dios para que les dé algo, no le buscan realmente porque desean obedecerle. Cuando pasamos por tribulaciones debemos confiar en que Dios nos ayudará si buscamos obedecerle con todas nuestras fuerzas. Esa confianza nos ayudará a vencer la angustia y el afán. “Así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ustedes” 1 Pedro 5:7 BLS.

Confiemos en Su Palabra: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias” NVI Filipenses 4:6.

Dios cuida de Sus hijos, a quienes le obedecen. Dios es nuestro escudo, nuestra fortaleza, protector, defensor, proveedor y libertador. Solo debemos confiar nuestra vida en Sus manos. “Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda” DHH Salmo 37:5.

Dios tiene cuidado de nosotros, lo tuvo de los patriarcas, lo tuvo de Su pueblo Israel y lo tiene de Su iglesia.

Dios quiere el bien para nosotros, pero también depende de nosotros, si hemos llevado una vida desordenada, somos malos administradores, no hemos cuidado nuestra salud, etc. sufriremos las consecuencias de las malas decisiones que hemos tomado. Pero aún en esta circunstancia, si corregimos Dios nos ayudará a salir adelante.

Cuando oramos constantemente a Dios, seguimos el ejemplo de la viuda que molestaba constantemente al juez para que le hiciera justicia (Lucas 18:7-8). En tribulaciones busquemos a Dios en oración, oremos sin cesar y confiemos en él.

No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también

Filipenses 4:6

DHH

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