Unidos por medio de la oración

Por: Apóstol Makito Ruiz Director Oremos por Todos y Escuela Mundial de Oración. Uno de los deseos más grandes de Jesús es ver a Su Iglesia unida, por eso su oración fue que fuésemos uno, como Él y el Padre son uno (Juan 17:21). La oración de Jesús nunca tuvo la intención de que seamos…

Por: Apóstol Makito Ruiz

Director Oremos por Todos y Escuela Mundial de Oración.

Uno de los deseos más grandes de Jesús es ver a Su Iglesia unida, por eso su oración fue que fuésemos uno, como Él y el Padre son uno (Juan 17:21).

La oración de Jesús nunca tuvo la intención de que seamos iguales, todos somos diferentes con distintos temperamentos, trasfondos culturales, formación académica, de hecho, aunque tenemos la misma misión cada uno tiene diversas funciones, asignaciones y operaciones.

Como Cuerpo de Cristo debemos volver a los inicios, la Iglesia del primer siglo nos dejó un enorme ejemplo cuando se reunieron en el aposento alto, donde moraban apóstoles con personalidades distintas. Por ejemplo, Pedro con un temperamento opuesto al de Juan, Mateo diferente a Simón el Zelote, Felipe contrario a Tomás… Cada uno con su temperamento peculiar, con llamado y asignación en el Reino específicas y singulares (Hechos 1:13-14).

Lo que tenían en común era la misma misión de ir y hacer discípulos, aunque todos la realizaron de manera particular, decidieron comenzar a evidenciar que eran uno, perseverando juntos y unánimes en la oración. Entendieron que esa oración unida no era una exclusividad del círculo apostólico de Jesús, porque incluyeron al resto de los discípulos.

Por medio de este ejemplo debemos aprender, como liderazgo e iglesia de esta nación, que necesitamos volver a la oración juntos y unánimes, es la forma que evidenciará que somos uno y nos ayudará a cumplir la misión, aunque nuestras asignaciones y las formas sean diferentes.

El llamado a la oración es universal y no tiene ninguna bandera y tampoco es exclusividad de una misión, de una congregación, denominación o un ministerio de oración.

Hoy, nos toca estar atentos a la voz del Señor y atender a Su llamado a la oración unida, estoy convencido que así como el Padre respondió a la oración unida de aquellos 120 seguirá respondiendo a la oración unida de sus hijos.

Mediante la iglesia se mantenga unida orando, Dios puede sanar una sociedad dividida, enferma, necesitada de salvación y del amor de Jesús.

Con humildad atendamos la voz del Señor y seamos parte del movimiento de oración unida en nuestra nación, sin importar si es mi iglesia, mi misión o mi denominación quien la lidere.

La oración cambia las cosas, porque por medio de la oración tocamos el corazón del Padre y la oración unida cambia muchas más, porque si algo honra al Padre y tocamos su corazón de manera especial es cuando lo hacemos de manera unida.

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