Por: Marly Leonzo de Armas
Desde afuera, la Iglesia evangélica puede parecer un ente que se mueve a su antojo, sin un rumbo claro. De cerca es fácil entender por qué la Biblia la compara con el cuerpo humano, integrado por varias partes que no solo desarrollan una función, sino que permiten caminar en una misma dirección.
Somos, en esencia, una comunidad de creyentes unidos en torno a una serie de principios fundamentales. Si bien cada denominación tiene su propia personalidad, lo que nos une es mucho más.
La resurrección de Jesucristo es el fundamento central de nuestra fe. Creemos firmemente que Jesús murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día, venciendo la muerte y ofreciéndonos la esperanza de la vida eterna. Este evento no solo valida nuestra fe, sino que también nos une en la esperanza y la certeza de que, así como Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos (1 Corintios 15:20).
La Biblia es la base sobre la cual se asienta nuestra fe. Compartimos los principios que en ella se establecen. Nos une la convicción de que la Biblia es la Palabra inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16).
Las Buenas Nuevas. El llamado de ir y hacer discípulos resuena profundamente en todas las iglesias cristianas evangélicas, sin importar su tamaño o denominación. Este enfoque en la misión trasciende denominaciones, creando una convicción común: el anhelo de que todos sean salvos (Mateo 28:19).
La salvación. Es la certeza de la salvación a través de la fe en Jesucristo. Esta seguridad, basada en las promesas de Dios, nos da una esperanza viva y nos motiva a vivir para agradar a Dios. La experiencia personal del nuevo nacimiento, el cambio radical que Jesús trae a nuestras vidas, es un testimonio que nos conecta (Efesios 2:8).
La oración y adoración. Creemos en el poder de la oración como un medio por el cual nos comunicamos con nuestro Padre, intercedemos por los demás y buscamos la dirección divina. La adoración es una expresión de nuestro amor y reverencia hacia Dios (Filipenses 4:6).
En resumen, aunque la iglesia evangélica puede parecer diversa y multifacética desde el exterior, en el núcleo, estamos profundamente unidos. Estos pilares no solo nos definen, también nos unen.