Prosperidad saludable

Por: Ap. Robin García Presidente Consejo Apostólico de Guatemala (3 Juan 1:2) La prosperidad viene de Dios y fluye de nuestro interior, es resultado de la bendición del Señor y de la buena administración que hacemos de las bendiciones recibidas (Santiago 1:17; Mt 25:23). Dios busca adoradores en espíritu y verdad; también está buscando gente…

Por: Ap. Robin García Presidente Consejo Apostólico de Guatemala

(3 Juan 1:2)

La prosperidad viene de Dios y fluye de nuestro interior, es resultado de la bendición del Señor y de la buena administración que hacemos de las bendiciones recibidas (Santiago 1:17; Mt 25:23).

Dios busca adoradores en espíritu y verdad; también está buscando gente fiel y honrada para confiarle su dinero.  Mientras mejores administradores seamos mayores cantidades de dinero y propiedades nos confiará el Señor.

La prosperidad no está condicionada a Dios porque Él está decidido a bendecirnos.  La prosperidad está condicionada a nosotros, a la forma en que manejamos su dinero.  El principio de la prosperidad es que el dinero no es nuestro, es de Dios.  Somos administradores del dinero que Él nos da.

Siempre ha sido el deseo de Dios que su pueblo prospere, que le vaya bien.  Él nos exhorta a tomar nuestra herencia, nos anima a disfrutar sus promesas.  La clave para disfrutar de una prosperidad integral es la obediencia y la responsabilidad (Juan 15:7; Deuteronomio 15:4-6).

¿Cómo ser mejores administradores para disfrutar las bendiciones? Ser más “pilas” (Lucas 16:1-2, 8, 9), “más sagaces”, más consecuentes en el modo de ser, actuar conforme a lo que se piensa, firmes con lo que se afirma.  Los no creyentes tratan de conseguir su fin con más ahínco que los hijos de la luz se empeñan en conocen a Dios.

EL CONSEJO DE JESÚS: “Hagan plata”

Hacer amistades, conexiones.  Si bien es cierto que no todo el dinero corre por río limpio, es decir no es bien ganado, nosotros debemos hacer todo el bien que podamos.

No se puede decir que el mundo está mal por el dinero.  El dinero no es bueno ni malo, es amoral. El dinero cobra poder moral por las manos que lo tienen, por cómo se administra, se usa para mal o se usa mal.  El dinero es un don de Dios para hacer cosas nobles.

REGLAS PARA SER BUEN ADMINISTRADOR

1. GANA TODO LO QUE PUEDAS. Si el dinero es para esta vida, debemos ganar todo lo que podamos mientras estamos aquí. Eso no significa que se haga a costa de la salud, la familia o de la relación con Dios.  Debemos ser como las hormigas: hacer todo lo que se pueda cuando se puede, para tener cuando no se pueda. No dejar para mañana lo que puedas hacer hoy (Eclesiastés 9:10).

2. GUARDA TODO LO QUE PUEDAS.  No tires tu dinero al mar de la indiferencia y del derroche, de los deseos pasajeros.  No se trata de que te conviertas en un mezquino y miserable.  Nos toca enseñar a nuestros hijos lo que quizás no aprendimos nosotros: que el dinero cuesta ganarlo, que hay que cuidarlo y multiplicarlo.

3. DISFRUTA COMO DEBE SER.  Dios provee para tus necesidades y para que disfrutes con la familia; para que multipliques con tu trabajo, para que ahorres y hagas inversiones.  El buen hombre dice Proverbios, deja herencia a sus generaciones.  Cuando mueras dejarás tus cosas a otros, ojalá sea a tus hijos.

4. DA TODO LO QUE PUEDAS.  Cuando Dios te creó no te puso como dueño del mundo sino como mayordomo; Las cosas podrán estar a tu nombre, pero Dios es el dueño.  Dios te da para que hagas el bien, para que cuando aparezcan oportunidades de hacer bien tengas bastante.  Cuando vayas a la Casa del Señor da todo lo que puedas, honra al dueño de todas las cosas, al dueño de tu vida.  Dar al Señor es prueba de la mayordomía de tu corazón, el lugar donde comienza la salud de tu prosperidad.

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