Columna invitada
Connie Camarena
Pastora General Misión Internacional Kairos Sede Norte.

Cuando una familia se enfrenta al enemigo de la necesidad, se levanta una madre con un corazón de guerrera, luchando para traer el sustento diario a los suyos, enfrentando todo tipo de desafíos ante el temor de un futuro incierto.
Algunas quizá sin fuerza para enfrentar la enfermedad, que sin ser invitada llegó a casa. Muchas veces, sin tener acceso a servicios dignos de salud, otras contra la escasez que se convierte en el tema diario y que debilita en ocasiones su fe.

Pese a las condiciones, es admirable la labor de esas madres que silenciosamente, con toda honorabilidad, forman hijos con valores y temor a Dios.
No desvaloricemos la vida de quien lucha por alcanzar un propósito, seamos de los que ayudan a esas madres llenas de esperanza para levantar una próxima generación, libre de toda herencia que los quiera detener, pues muchas veces aún con batallas internas, temores que nadie conoce y con una gran lista de situaciones que hay que resolver, deciden confiar en Dios para sacar adelante la tarea de una madre.

Invaluable labor de facilitar el camino de los suyos, se necesita determinación y valor que aún sin tener todas las oportunidades a su favor se mantienen firmes en una promesa divina que las lleva alcanzar el buen plan de Dios como madre.
“Es mujer de carácter; mantiene su dignidad, y enfrenta confiada el futuro”. Prov. 31:25 TLA