La unidad de la iglesia

Por: Dr. Fernando Mazariegos PhD. en teología aplicada. Embajador permanente por la paz, MINEX. Coordinador del diplomado en Ciencias Bíblicas, SBG. Desde que la Iglesia Evangélica es invitada a venir a Guatemala, en 1882, su expresión de fe, culto y metodología de trabajo ha sido diversa. Tres fechas hacen evidente las diferencias: 1882, las iglesias…

Por: Dr. Fernando Mazariegos

PhD. en teología aplicada.

Embajador permanente por la paz, MINEX.

Coordinador del diplomado en Ciencias Bíblicas, SBG.

Desde que la Iglesia Evangélica es invitada a venir a Guatemala, en 1882, su expresión de fe, culto y metodología de trabajo ha sido diversa.

Tres fechas hacen evidente las diferencias: 1882, las iglesias confesionales de tradición y liturgia más norteamericanas o europeas con énfasis en las clases medias e interés en las áreas urbanas, con enfoques en temas de educación, formación vocacional y bienestar de sus nuevas congregaciones.

Ya en 1932, con el despertar más carismático, los avivamientos se vislumbran esperanzadores para los segmentos de la población más marginada y olvidada. Los avivamientos han traído refrigerio y expansión geográfica dando esperanza en los rincones de nuestro país.

En 1976, con una de las tragedias más dolorosas de nuestro país, llega otra expresión de fe rejuvenecida para nuestro país: cultos novedosos, enfoques evangelizadores contextualizados, estrategias modernas y nuevos entendimientos de hacer cumplir la misión.

Pero, qué de la unidad eclesial, posiblemente dicha unidad del cuerpo de Cristo debe ser siempre la meta partiendo de algunas ideas desde la fe y la Palabra: comprender la historia de cada expresión de fe, cada momento que el Señor permitió que las iglesias encontraran un nicho de fe y necesidad para nuestra nación. Comprender que unidad no es uniformidad, así como Guatemala es multicultural, la Iglesia de nuestro Señor no puede, no debe, no requiere uniformidad, ya heredamos en la historia que Lucas plasma las diferencias de la Iglesia Apostólica de Jerusalén y la Iglesia Misionera de Antioquia.

Otro factor para considerar es lo que realmente nos une, o debe unirnos, y son los postulados básicos de la verdadera fe; la confesionalidad en el Padre que se abaja para buscar a quien se ha alejado, el abajamiento del hijo de Dios en su encarnación y tarea redentora por la humanidad y el abajamiento del Espíritu Santo desde el Pentecostés para guiar, santificar y acompañar a Su Iglesia, la salvación por la fe y nuestra esperanza en el retorno de nuestro Señor.

En fin, la unidad de la Iglesia es una declaración de fe, pero una tarea que desafía y reconoce en los otros que el Padre ha llamado de las tinieblas a Su luz admirable. La Unidad de la Iglesia Evangélica de Guatemala se construye desde y para la fe.

es_ESSpanish