La diakonía de la Palabra

Por: Sergio G. Enríquez Oliva Apóstol Ministerios EbenEzer. Después del primer problema en la iglesia primitiva, los apóstoles del Cordero se vieron en la necesidad de convocar a la congregación de los discípulos para establecer las bases y parámetros bajo los cuales tendrían que trabajar y que a la fecha siguen siendo los cimientos sólidos…

Por: Sergio G. Enríquez Oliva

Apóstol Ministerios EbenEzer.

Después del primer problema en la iglesia primitiva, los apóstoles del Cordero se vieron en la necesidad de convocar a la congregación de los discípulos para establecer las bases y parámetros bajo los cuales tendrían que trabajar y que a la fecha siguen siendo los cimientos sólidos de cualquier congregación. Distribuyeron las tareas en dos grupos: el altar y las mesas.

Podemos entender el trabajo de la ministración y la administración. Sin embargo, el trabajo de la ministración lo dividieron en dos partes: la oración y el ministerio de la Palabra. Esta diakonía de la Palabra es una de cuatro que la iglesia debe llenar para ser sana. Las otras tres son el ministerio del Espíritu Santo, el ministerio de la reconciliación, el ministerio de la justicia.

La diakonía de la Palabra

Para que logremos la importancia de este ministerio hay que atender lo que la Palabra dice en Salmos 119:160 “La suma de tu Palabra es verdad”, quiere decir que la Palabra está compuesta por varias facetas que deben ser usadas para edificación del pueblo, pero no basta con señalar cada una de sus facetas, sino que deberíamos tratar de ser expertos en cada una de ellas, por ejemplo:

•           Espada: “y aceptad el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (Efesios 6:17 BTX).

Para entender cómo funciona esta faceta debemos preguntarnos ¿qué hace? ¿cómo se usa? No podemos responder todas en un espacio pequeño, pero dejamos que el lector minucioso pueda indagar en las siguientes facetas:

•           Semilla: la parábola es esta, la semilla es la Palabra de Dios. Lucas 8:11 LBA.

•           Martillo: ¿No es mi palabra como fuego y como martillo que despedaza la roca? Jeremías 23:29 LBA.

•           Fuego ¿No es mi palabra como fuego y como martillo que despedaza la roca? Jeremías 23:29 LBA

•           Rocío y lluvia: caiga como la lluvia mi enseñanza, y destile como el rocío mi discurso, como llovizna sobre el verde prado y como aguacero sobre la hierba. Deuteronomio 32:2 LBA

•           Agua: para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra. LBA Efesios 5:26

•           Leche: desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación. 1 Pedro 2:2 LBA

•           Lámpara y luz: lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino. Salmos 119:105 LBA

•           Miel: ¡cuán dulces son a mi paladar tus palabras!, más que la miel a mi boca. Salmos 119:103 LBA

Es decir, si sumamos la miel + lámpara + luz + leche + agua + rocío + lluvia + fuego + martillo + semilla + espada, obtendríamos verdad pura, sin embargo, esto es solo un ejemplo porque la Palabra es infinita y se ve desde otras dimensiones sumándolas más y más, nunca termina; por esta causa la bendita Iglesia, novia del Señor debe tenerla como su cercano contacto con el amado.

Suplicamos a Dios por enamoramiento de la iglesia hacia la Palabra del amado diciendo como lo dice el Salmo 119:97 ¡oh cuanto amo tu ley!

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