En un movimiento que marca un punto de inflexión en la batalla cultural que atraviesa las universidades de Estados Unidos, el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha anunciado el cierre definitivo de su Oficina de Comunidad y Equidad del Instituto (ICEO), responsable de implementar políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés), las cuales han sido fuertemente criticadas por imponer una visión ideológica ajena a los valores fundacionales de la nación.

La presidenta del MIT, Sally Kornbluth, confirmó el pasado jueves que además del cierre de la oficina, también se eliminará el puesto de vicepresidenta a cargo de estos programas. La decisión llega tras una revisión institucional de 18 meses sobre el rol de estas políticas dentro de la universidad y coincide con el esfuerzo de la administración del presidente Donald Trump por recuperar el sentido común, el mérito y la libertad académica en las universidades del país.
“El MIT se dedica al talento”, escribió Kornbluth en su carta pública. “Nuestro éxito depende de atraer a personas excepcionalmente talentosas de todos los orígenes (…) y asegurarnos de que todos en el MIT se sientan bienvenidos y apoyados”. Sin embargo, aclaró que en adelante este enfoque se basará en un desarrollo comunitario a nivel departamental, alejándose del control ideológico centralizado que caracterizó a la ICEO.
El anuncio ha sido recibido con beneplácito por sectores religiosos, conservadores y defensores de la libertad de conciencia, quienes durante años han denunciado que las oficinas DEI en campus universitarios no son más que mecanismos de adoctrinamiento progresista que promueven la ideología de género, marginan las creencias religiosas tradicionales y censuran la libertad de pensamiento.

Trump: liderando la restauración del orden académico
El ex presidente y actual candidato presidencial Donald Trump ha sido una figura clave en esta lucha. Desde su mandato, Trump ordenó la eliminación de programas de capacitación ideológica en agencias federales y ha prometido, en su próximo periodo de gobierno, suspender todo financiamiento federal a universidades que promuevan políticas DEI radicales o censuren a estudiantes por sus convicciones religiosas o políticas.
En efecto, el MIT ha sufrido recortes de hasta 35 millones de dólares en fondos de investigación y se ha visto obligado a reducir en un 8% su admisión de posgrado para el ciclo 2025-2026. Pero lejos de ser un revés, para muchos este reajuste representa una depuración necesaria frente a estructuras ideológicas que, lejos de fomentar la excelencia, han socavado el rigor académico y la libertad.
Fin a las pruebas ideológicas
Otro aspecto que ha sido eliminado es el uso de “declaraciones de diversidad obligatorias” en los procesos de contratación y admisión, una práctica severamente criticada por grupos como la Foundation for Individual Rights and Expression (FIRE), que denuncian estas políticas como una forma de discriminación ideológica que obliga a los profesores a alinearse con una agenda progresista para obtener un empleo.
El MIT no es el único en este camino. Otras universidades importantes ya han comenzado a revisar sus programas DEI en respuesta a la presión pública, el avance de litigios civiles por discriminación contra conservadores y creyentes, y la caída en la credibilidad institucional de las academias.
La reacción: ¿vuelta a la razón?
El cierre de la ICEO del MIT es una señal alentadora para miles de padres, estudiantes y líderes religiosos que exigen que la educación universitaria regrese a sus raíces de excelencia, verdad y libertad, y se aparte de la imposición ideológica que ha transformado a muchas universidades en trincheras de activismo radical.
La acción del MIT demuestra que es posible, incluso en las instituciones más influyentes del mundo, retomar el camino de la objetividad y el mérito, desmontando estructuras que han dividido comunidades, censurado el pensamiento disidente y promovido ideas contrarias a la fe, la moral y los valores fundacionales de la civilización occidental.