En una nación que presume de libertad y diversidad, el testimonio cristiano de un hombre arrepentido ha desatado una batalla judicial que podría sentar un precedente global. Matthew Grech, ex activista LGBT, se encuentra enfrentando una posible condena de cinco meses de cárcel y fuertes multas simplemente por contar cómo Jesucristo transformó su vida y lo libró de un estilo de vida que él mismo describe como vacío y confuso.

Grech compartió públicamente su historia de conversión al cristianismo en una entrevista con un medio local. En ella, habló de cómo había dejado atrás la homosexualidad tras entregar su vida a Cristo. Mencionó también una organización que ayuda a quienes, como él, luchan con sentimientos homosexuales no deseados y desean vivir conforme a una sexualidad bíblica.
Pero en Malta, desde 2016, está prohibido “reprimir o cambiar la orientación sexual o identidad de género”, incluso si la persona lo busca de manera voluntaria. Tres personas denunciaron a Grech, lo que inició un proceso judicial que ya cuenta con doce audiencias penales. El veredicto se espera para octubre.
Pese a la presión legal y el rechazo público, Grech no ha retrocedido. En palabras llenas de convicción, declaró: “Me alegro de ser perseguido porque Jesús lo vale.”

Para él, este proceso no es solo personal, sino espiritual. “Creo que este caso es clave. Se trata de la libertad de hablar, de testificar sobre lo que Cristo ha hecho en mi vida. Y si ganamos, puede inspirar a otros a no callar lo que Dios ha hecho por ellos.”
Su caminar no ha sido fácil. Vivía en Londres inmerso en prácticas del New Age, deseando convertirse en maestro de Reiki. En medio de esa búsqueda espiritual, conoció a una mujer cristiana que con amabilidad le habló del amor de Dios y lo invitó a la iglesia. Aceptó con escepticismo, pero su experiencia fue transformadora.
“Entré a una reunión y el pastor me señaló y dijo: ‘Siento que Dios quiere decirte que realmente te ama.’ Fue como si una espada atravesara mi corazón.” A partir de ese momento, comenzó a leer la Biblia, y las palabras del apóstol Pablo sobre la pureza sexual tocaron su interior.

Sintió un llamado al arrepentimiento. “Decidí entregarle mi vida a Jesús. Ha sido la decisión más bendecida de mi existencia. Estoy verdaderamente agradecido.”
Hoy, aunque muchos medios han optado por silenciar su historia por temor o presión ideológica, Grech continúa firme en su fe. Comparte su testimonio en redes sociales y recibe apoyo en oración de creyentes de todo el mundo.
“La gente merece saber que hay otra opción. Cuando era joven, ojalá alguien me hubiera dicho que podía salir de la homosexualidad. Yo no quería vivir así, pero no sabía que había esperanza en Cristo.”
Grech reconoce que está pagando un precio alto por hablar, pero no está solo. Muchos oran por él. Cree que el Señor lo está usando para mostrar al mundo que la libertad verdadera solo se encuentra en Jesús, incluso cuando seguirlo cuesta todo.
“Este camino es largo, pero lo recorro con gozo. Porque al final, se trata de ser fiel a Aquel que me salvó.”