Un grupo juvenil de la Asamblea de Dios logró impactar Cariacica con una estrategia sencilla y profundamente simbólica: palomitas gratuitas que recordaban que el precio por la Salvación ya fue pagado. La iniciativa, nacida para fortalecer la fe y el valor evangelístico de adolescentes, dejó un testimonio poderoso en la comunidad.
En las calles de Cariacica, en Espírito Santo, una escena cotidiana se convirtió en un acto de profunda fe. Con un carrito de palomitas alquilado, una guitarra y un mensaje tan simple como transformador, el grupo juvenil “Generación de David”, de la Asamblea de Dios Buenas Nuevas, desarrolló una de las jornadas de evangelización más comentadas en la ciudad. Su convicción era clara: la Salvación debía compartirse con alegría, creatividad y un corazón dispuesto.
La estrategia, explicaron sus líderes, surgió ante un desafío conocido por muchas iglesias: cómo motivar a los adolescentes a hablar de Cristo con desconocidos. La respuesta llegó en forma de palomitas de maíz y un precio simbólico de 50 centavos, colocado estratégicamente para atraer la mirada de los transeúntes. Pero la verdadera intención era mucho más profunda.

“Cuando entregábamos las palomitas, muchos se negaban por el costo”, relató uno de los líderes en un video publicado en redes sociales. “Entonces les decíamos: ‘Llévenlas, el precio ya está pagado’. Ese era el punto de partida. Desde ahí abríamos la conversación para compartir que no solo las palomitas eran gratis, sino también la vida eterna que Cristo ofrece”.
El mensaje era directo y bíblicamente sólido: Jesús pagó con su sangre el precio que la humanidad jamás podría cubrir. Con ese recordatorio, los jóvenes comenzaron a hablar del sacrificio en la cruz, del perdón y de la nueva oportunidad que Dios ofrece a todo aquel que cree. Cada paquete incluía una pegatina con la frase “El precio ya fue pagado”, acompañada de una breve explicación del Evangelio y una invitación a la iglesia.
Mientras ofrecían los paquetes, los adolescentes también entonaban cánticos acompañados por una guitarra. Las melodías, cargadas de gratitud y fe, resonaban entre los transeúntes, creando un ambiente de esperanza que llamó la atención de muchas personas. Varios se acercaron sin siquiera preguntar el precio, atraídos por la sinceridad de los jóvenes y la atmósfera de adoración.
Los líderes señalaron que la actividad superó todas sus expectativas. Lo que comenzó como una estrategia para romper la timidez y facilitar conversaciones terminó convirtiéndose en un testimonio poderoso del amor de Cristo. “Fue increíble, para gloria de Dios. Creemos que se salvaron muchas vidas”, expresaron con emoción al concluir la jornada.
La acción, que se viralizó en redes sociales, ha sido vista como un recordatorio de que la evangelización puede nacer de gestos simples, cuando el corazón está dispuesto a servir. En una ciudad acostumbrada al ruido y la prisa, un puñado de adolescentes decidió detener el ritmo cotidiano para sembrar esperanza con palomitas, música y un mensaje eterno: el precio ya fue pagado.

