En un acto de profundo significado espiritual y humano, más de 390 mil pañales fueron distribuidos a familias necesitadas en Estados Unidos durante una concentración provida celebrada en el Capitolio. El evento, titulado «Celebrate Life», fue organizado por Students for Life of America (SFLA), EveryLife y otros defensores del don sagrado de la vida. La jornada conmemoró el segundo aniversario del histórico fallo Dobbs v. Jackson, que anuló la sentencia Roe v. Wade y devolvió a los estados la potestad de legislar en favor de los no nacidos.

Cada pañal entregado —392,715 en total— representa una vida que no pudo ver la luz, una lágrima que no pudo ser consolada, y un latido que se detuvo antes de nacer. Según el informe de Planned Parenthood, esa fue la cantidad de abortos practicados durante el año fiscal 2022-2023. “Planned Parenthood reveló la sangrienta verdad: 392,715 bebés por nacer fueron asesinados ese año. Esta donación tangible es nuestra forma de apoyar a las madres que eligen la vida, mientras honramos a quienes ya no están con nosotros«, declaró Kristan Hawkins, presidenta de SFLA.

Como cuerpo de Cristo, somos llamados a defender a los más vulnerables, a los que no tienen voz. Esta iniciativa no fue solo simbólica. Los pañales no entregados durante la concentración serán donados a centros de apoyo a la mujer embarazada e iglesias locales, llevando consuelo, provisión y esperanza a madres que, en medio de dificultades, han dicho sí a la vida.

Sarah Gabel Seifert, cofundadora de EveryLife, expresó: “Cada vida merece protección y celebración. Estos pañales no solo representan a los niños que deben estar con nosotros hoy, también son una ayuda real para las familias”.

El evento también coincidió con un reciente fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos, que permite a los estados retirar financiamiento público de Medicaid a organizaciones que practican abortos, como Planned Parenthood, aun si cumplen con ciertos requisitos federales. Es una luz de justicia en medio de un mundo que muchas veces prefiere el silencio ante el dolor.

Desde una perspectiva cristiana, esta jornada fue un acto de intercesión pública. Fue una voz profética que clama en favor de los que no pueden defenderse. Como Iglesia, no solo oramos, sino que también actuamos. Como dijo Hawkins: «Este evento debería ser un recordatorio para los líderes del costo de su inacción. Queremos aliviar un poco la presión económica sobre las familias, brindándoles recursos que afirmen la vida”.

El Diaper Drive & Rally, considerado el más grande del país, no solo fue un acto de solidaridad. Fue una manifestación del amor de Dios, que no olvida a uno solo de sus pequeños. Porque cada vida cuenta. Porque cada niño es un regalo del cielo.