En una de las regiones más cerradas y controladas por Rusia en Europa del Este, una iglesia cristiana está creciendo contra todo pronóstico. El pastor Yuriy Semenyuk, junto a su familia y congregación, lidera un poderoso avivamiento en Transnistria, Moldavia, enfrentando amenazas de gánsteres, persecución del gobierno y la constante presencia militar rusa. Esta es la historia de fe, milagros y resistencia espiritual bajo presión.

Por: La Palabra |

A pesar de la dura represión de las autoridades prorrusas en Transnistria, una región separatista de Moldavia controlada por Moscú, un poderoso avivamiento cristiano está en marcha, liderado por el pastor Yuriy Semenyuk. En un territorio con fuerte presencia militar rusa y sin reconocimiento internacional, la Iglesia de Cristo Salvador se ha convertido en la congregación evangélica más grande de la región.

La historia de este movimiento comenzó en el año 2000, cuando el pastor Semenyuk sintió el llamado de Dios para trasladarse con su esposa e hijos desde Ucrania a esta zona volátil. Lo que siguió fueron años de amenazas, persecuciones e intentos de asesinato por parte de gánsteres y agentes del Estado. Sin embargo, su convicción inquebrantable le llevó a predicar en barrios peligrosos, logrando incluso que antiguos pandilleros y sus familias se convirtieran al evangelio.

«Cada mañana me digo: ‘Yuriy, todavía estás vivo y tienes un día más para predicar el evangelio’», relata el pastor. Esa perseverancia ha dado frutos: cada domingo, cientos llenan la iglesia y muchos escuchan por primera vez el mensaje de salvación.

La iglesia realiza bautismos frecuentes, programas para jóvenes, ministerios para padres y evangelismo en calles y plazas. Según Semenyuk, en sus servicios se han presenciado milagros como sanidades de cáncer, sordera y problemas de visión, todo a través del poder del evangelio.

Además, en colaboración con Orphan’s Promise de CBN, la iglesia alberga la Escuela de Vida, donde niños y madres reciben clases gratuitas de computación, costura, cocina, música y formación espiritual a través del programa Superlibro. Esta iniciativa ha sido clave para atraer a nuevas familias a la iglesia, fortaleciendo así la expansión del Reino de Dios en medio de un entorno hostil.

Aunque la región mantiene fuertes lazos con Rusia y la invasión a Ucrania ha sembrado temor de una posible expansión del conflicto, el pastor Semenyuk asegura que no se marchará. “Con guerra o sin guerra, nuestro llamado sigue siendo el mismo: predicar el evangelio y hacer discípulos”, afirma con firmeza.

A 24 años de haber iniciado su misión en Transnistria, la Iglesia de Cristo Salvador no solo ha sobrevivido, sino que está viva, creciendo y transformando vidas en una de las zonas más restringidas de Europa.