Planes en manos de Dios

El inicio de un nuevo año nos invita a reflexionar sobre la soberanía de Dios y la importancia de entregarle nuestros planes. Hoy más que nunca, es esencial recordar que “las misericordias de Dios son nuevas cada mañana” (Lamentaciones 3:22-23). Como individuos y como nación, debemos rendir nuestros deseos y proyectos a la voluntad divina,…

El inicio de un nuevo año nos invita a reflexionar sobre la soberanía de Dios y la importancia de entregarle nuestros planes.

Hoy más que nunca, es esencial recordar que “las misericordias de Dios son nuevas cada mañana” (Lamentaciones 3:22-23).

Como individuos y como nación, debemos rendir nuestros deseos y proyectos a la voluntad divina, confiando en que Sus planes son siempre mejores que los nuestros.

Entregar nuestros planes a Dios no significa pasividad, sino una acción activa de fe. Es orar y trabajar con la convicción de que Dios guía cada paso.

Se hace necesario no solo orar y ayunar para que Dios escuche nuestro clamor individual, sino también pedir que Su voluntad sea hecha en la tierra como en el cielo.

Nuestro país sigue siendo privilegiado porque los guatemaltecos podemos vivir en un contexto donde la fe en Dios sigue siendo una piedra angular. Sin embargo, no podemos ignorar los intentos de la agenda globalista que busca imponer valores contrarios a nuestra identidad cristiana disfrazándolos de progreso y desarrollo.

Dicha agenda que ha intentado debilitar los fundamentos de nuestra sociedad, encuentra resistencia en los cristianos que, a la luz de la Palabra, defienden a la familia como institución creada por Dios y la vida, desde su concepción hasta su fin natural.

En medio de esta tensión, surge una esperanza que trasciende nuestras fronteras. Con la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, se vislumbra un cambio en el panorama político global. Él ha dejado clara su postura a favor de valores tradicionales como la defensa de la vida, el fortalecimiento de la familia y el respeto por la libertad religiosa.

El liderazgo del presidente norteamericano ofrece un ejemplo alentador para Guatemala. Al rechazar la imposición de ideologías contrarias a los principios cristianos, también inspira a nuestra nación a seguir defendiendo aquello que es correcto y que no altera la naturaleza de la humanidad.

El 2025 es una oportunidad para que, como nación, seamos guiados por la oración para enfrentar los desafíos con esperanza, sabiendo que “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31).

Finalmente, recordemos que nuestras fuerzas no están en los sistemas humanos, sino en Aquel que tiene el control absoluto. Guatemala tiene un llamado especial: ser una nación que glorifique a Dios en medio de las adversidades. Por ello, entreguemos este año y todos nuestros planes al Señor, confiando en Su fidelidad y poder para guiarnos hacia un futuro lleno de esperanza y propósito.

“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará”

Salmos 37:5.

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