El pueblo judío ¡sigue firme en su tierra!

Por Ilan López Director Ejecutivo de la Comunidad Judía de Guatemala. Israel sigue siendo un testimonio viviente del poder del amor, la fe y la esperanza El amor del pueblo judío por la Tierra de Israel es un lazo sagrado que ha resistido la prueba del tiempo, un vínculo que va más allá de la…

Por Ilan López

Director Ejecutivo de la Comunidad Judía de Guatemala.

Israel sigue siendo un testimonio viviente del poder del amor, la fe y la esperanza

El amor del pueblo judío por la Tierra de Israel es un lazo sagrado que ha resistido la prueba del tiempo, un vínculo que va más allá de la geografía y que habita en el corazón y el alma de cada judío. Este amor es más que una conexión histórica o religiosa; es una expresión de esperanza, sacrificio y la eterna búsqueda de un hogar seguro y pacífico. Desde las promesas hechas a Abraham hasta el renacimiento del Estado moderno de Israel, la Tierra de Israel ha sido el lugar donde los sueños del pueblo judío encuentran su expresión más pura.

Desde los tiempos bíblicos, la Torah nos enseña sobre la promesa de la Tierra de Israel. Dios le dice a Abraham: “A tu descendencia daré esta tierra” (Génesis 12:7), estableciendo un pacto eterno entre el pueblo judío y su tierra. Este no es solo un contrato, sino un llamado a vivir en un lugar donde la fe, la justicia y los valores se entrelazan. La Tierra de Israel es vista no solo como un destino, sino como una misión, un lugar donde los judíos pueden cumplir su propósito colectivo.

Durante dos mil años de exilio, la Tierra de Israel nunca dejó de ser el faro que iluminaba la esperanza judía. En las peores circunstancias, durante persecuciones, pogromos y el Holocausto, los judíos rezaban mirando hacia Jerusalén, recordando siempre la promesa: “Si me olvido de ti, Jerusalén, pierda mi diestra su destreza” (Salmo 137). Esa conexión, forjada a través del dolor y la fe, sigue viva hoy, uniendo a judíos de todo el mundo con la Tierra de Israel.

David Ben Gurión, el fundador del moderno Estado de Israel, entendió profundamente este vínculo eterno. “En Israel, para ser realista, debes creer en los milagros”, dijo Ben Gurión. Esta frase resuena hoy más que nunca, especialmente después de los terribles eventos del 7 de octubre, cuando el pueblo de Israel se enfrentó a un nuevo y doloroso capítulo de violencia y tragedia. A pesar de los ataques, la pérdida de vidas y el dolor, Israel sigue en pie, sostenido por un amor inquebrantable y la convicción de que la paz y la seguridad son posibles en su tierra ancestral.

En estos tiempos de incertidumbre, el pueblo judío vuelve a mostrar su resiliencia, su capacidad de unirse y de sanar, de reconstruir con más fuerza y determinación. Ben Gurión solía decir: “La Biblia es nuestro mandato”. Hoy, ese mandato se ve en cada acto de coraje, en cada esfuerzo por proteger a los inocentes y en cada rezo por la paz. La Tierra de Israel no es solo un lugar; es la manifestación de la fe y el espíritu indomable de un pueblo que nunca deja de amar y luchar por su hogar.

Israel sigue siendo un testimonio viviente del poder del amor, la fe y la esperanza. El pueblo judío sigue firme en su tierra, enfrentando los desafíos con la convicción de que, pase lo que pase, el sueño de vivir en paz en la Tierra de Israel nunca se apagará.

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