Por Ivan Herrera
Latinoamérica es una zona geográfica altamente compleja, caracterizada por su inestabilidad política y social, ha visto sus condiciones de vida comprometidas, teniendo dentro de su realidad a la pobreza. Pobreza que no solo es económica. El impacto de la malnutrición, la falta de acceso a la salud y educación limitan el desarrollo integral de la zona.
Sin embargo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo evidencia, dentro de su publicación del Informe Regional de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2016, que la zona durante el período de 2002 a 2013 el porcentaje de personas en condición de pobreza medida por ingresos disminuyó en la región, pasando de 42% a 24%; esto implica que aproximadamente 72 millones de personas mejoraron sus condiciones de vida. A pesar de las prometedoras estadísticas, Guatemala es el único país de la zona que vio sus índices de pobreza crecer en un 7%.
“Para entender a la pobreza, en términos eminentemente económicos, es la condición de vida donde el individuo sobrevive con un dólar o menos al día”, explicó Mario Rodríguez, economista guatemalteco. Rodríguez entiende el fenómeno de la pobreza como la acumulación de las desigualdades sociales, en todos sus ámbitos. “Esto termina por determinar si al individuo le es posible acceder a un sistema de salud digno, a una dieta balanceada y a una educación de calidad”, afirmó Rodríguez.
Salud y Nutrición
El último Diagnóstico Nacional de la Salud, publicado por el Ministerio de Salud Pública de Guatemala en el 2016, afirma a penas el 25% de la población guatemalteca está cubierta por el Instituto de Seguridad Social o seguros privados; indicando así que el 75% restante de la demanda nacional recurre al sistema de salud. Demanda que se reconoce como imposible de cubrir bajo las condiciones actuales presupuestarias e infraestructurales.
Dentro de los problemas de salud pública más importantes en Guatemala está la desnutrición. El Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP) junto con USAID aseguran que, en Guatemala, la desnutrición crónica, o retardo del crecimiento, es una epidemia oculta. Niños con retardo de crecimiento son más bajos que los niños saludables de la misma edad.
En el reporte la INCAP complementa diciendo que a pesar de que los niños con retardo del crecimiento parecen ser saludables, este tipo de desnutrición conlleva a problemas de desarrollo físico e intelectual a mediano y largo plazo, teniendo efectos en gran parte irreversibles después de los 2 años, impidiendo que los niños alcancen todo su potencial y limitando las oportunidades de la población a mejores condiciones de vida en el futuro.
“Para entender a la pobreza, en términos eminentemente económicos, es la condición de vida donde el individuo sobrevive con un dólar o menos al día”
Educación
“Al tener un escenario urgente (desnutrición, problemas de vivienda, poco acceso a la salud) el sistema se olvida y pierde la visión del escenario importante, y no es de olvidarse de uno u otro sino trabajar en ambos al mismo tiempo”, estableció el Viceministro de Educación José Moreno.
“¿Para qué nos educamos y para qué educamos?”, pregunta planteada por el viceministro para reflexionar sobre la motivación que se debe tener para buscar educarse, y la misión que los educadores tienen con sus alumnos, que es básicamente potencializar las herramientas que el alumno posea. Diciendo que la educación es una herramienta personal y también social que sirve para combatir directamente la pobreza.
Moreno observa que en la realidad de la educación nacional se vive un círculo vicioso. Donde los estudiantes sin herramientas que potencializar, por la falta de educación por generaciones, no entiende el propósito de la formación académica, y por ende no genera frutos. Mientras el Estado y la sociedad civil al no observar resultados, no invierte en educación de forma estructural. Este escenario estanca a la sociedad, debido a que “la falta de educación merma las posibilidades de movilización social, es decir, el individuo no podrá moverse de su estatus, se quedará sin escalar en la pirámide social”, según Moreno.
Objetivos del desarrollo sostenible
La repuesta de la comunidad internacional a la miseria y pobreza que se vive en el mundo se concreta en los objetivos del desarrollo sostenible, los cuales fueron aceptados por Guatemala. Dentro de los objetivos se busca darle fin a la pobreza, al hambre, lograr darle acceso a salud y educación digna a la humanidad. El plazo para el cumplimiento de los objetivos finaliza en el 2030. Esto representa una oportunidad más para el Estado guatemalteco, hacia el camino del desarrollo integral y sostenible.