Los guatemaltecos hoy por hoy estamos expuestos a una corrosión progresiva de insensibilidad moral y espiritual y al reprimir sus sentidos de ternura se ha vuelto insensible al dolor y no sabe qué es el amor.
Una hija planificó y ejecutó el asesinato de la madre por dinero, o dos adolescentes acuchillan a sus abuelos para robarles. Masacre en las cárceles, sexagenario viola a su nieta de 3 años, empresario es secuestrado y asesinado, joven de 13 años asesina a piloto, extorsionistas matan a tendero, Salvatruchas asesinan a familias, muere en la cárcel siendo inocente, etc. Los titulares en los medios de comunicación hablan de la insensibilidad humana y de la patología dentro de la familia y de la sociedad.
Imaginemos una típica escena: Una familia cenando mientras ve las noticias en la televisión. En una de estos informes, se muestran imágenes de cadáveres de niños provenientes de un área del mundo en guerra. Las reacciones ante estas imágenes de la familia pasan de la indiferencia a gestos desagradables y caras serias. A los 10 minutos de ver las imágenes la familia se está riendo con un programa de humor emitido después del telediario. Esa familia se ha sentido incómoda por unos segundos, pero eso ha sido todo. No harán nada para evitar situaciones de ese tipo. No recordarán la noticia ni las imágenes. Como mucho se sentirán incómodos cuando vean noticias similares, pero eso será todo.
Otro ejemplo más, ocurre una balacera, dos personas yacen sobre el suelo, a los pocos minutos, a la escena del crimen se han aglomerado niños, adolescentes y adultos, una buena parte de los espectadores con celular en mano, claro tristemente no para pedir auxilio, sino para no perderse los detalles como las víctimas se desangran, sin mostrar misericordia o ayuda, y así podríamos continuar enumerando ejemplos de acontecimientos diarios, donde la indiferencia al dolor ajeno nos han convertido en “monstruos”, suena duro y exagerado, pero es real. ¿Por qué? ¿Por qué ante hechos tan graves como este la gente no hace nada?
Por lo observado, parece que la metástasis (Reproducción o extensión de una enfermedad o de un tumor a otra parte del cuerpo) de la insensibilidad afecta a un buen grupo de nuestra sociedad guatemalteca. La sociedad lo vive a diario en los hospitales, en el bullying en la escuela, en las esquinas de los semáforos, en los medios de comunicación, en la justicia cuando pone a un delincuente o a un asaltante de cuello blanco, que se ríe de la justicia. Esa insensibilidad se ve en transporte, en la calle, en otros que nos invade y es indiferente; la vemos en el cine, en la televisión, en el supermercado, en el banco, en la internet, en la funeraria y en la propia existencia humana, cuando dejamos de pensar y de vivir para servirle a los demás.
La insensibilidad nos está convirtiendo en personas con carencias de sentimiento y dureza en el corazón, la indiferencia al dolor nubla nuestros pensamientos y nos invade el egoísmo ante una sociedad cada vez más golpeada por una cultura de violencia que no da tregua, simplemente vivimos tiempos de insensibilidad social.
“Yo no soy responsable”
Los humanos mostramos una sensación de ausencia de responsabilidad cuanto mayor sea el número de personas disponibles para asistir en una emergencia determinada. Mostramos pensamientos como “Ya lo hará otro´´, “¿Por qué tengo que hacerlo yo?´´ o en este caso podríamos añadir “Ya se encargarán los bomberos, la policía o a quien le competa”. Si ante una emergencia determinada en la que una persona necesita ayuda, si sólo hay una persona disponible para ayudarla, toda la responsabilidad de ayudarla recaerá sobre ella, por lo que la probabilidad de que preste ayuda será en gran medida mayor que si ante la situación de emergencia hay un gran número de personas disponibles para ayudar.
Estudio analiza comportamiento
Estudio revela que mientras más están expuestos a escenas hostiles a través de los medios de comunicación, su cerebro se hace tolerante a la agresión. ¿Cuántas veces has escuchado la frase violencia genera violencia?, ahora esto está científicamente comprobado. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, entre más se exponen las personas a escenas hostiles en los medios de comunicación, las áreas del cerebro que controlan la agresión son menos sensibles ante estas situaciones de violencia.
Este estudio señala que es probable que estos muchachos se vuelvan más agresivos en el futuro y si hay una insensibilización social mayor, puede haber más problemas.
“Siempre habrá personas violentas sin importar a qué han estado expuestas, lo que es más peligroso es cuando la sociedad acepta tales comportamientos. . . «
Si algo se vuelve aceptable, entonces a los que crean la violencia y tienen un comportamiento agresivo se les permite más salirse con la suya porque la sociedad ya no mantiene tanto el orden”, explica la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience
A manera de reflexión
No seré juez de nadie, sólo me pregunto ¿qué ha pasado en nuestra sociedad?, ¿por qué se dan estos acontecimientos? Es que no existe el amor, la honestidad, la integridad, la generosidad, la compasión, los valores no se ven producto del materialismo que han consumado las entrañas de la sociedad y el amor se ha convertido en egoísmo e indiferencia.
Sé que en la actualidad, con todo lo que está sucediendo en el campo familiar, educativo, económico, político y social, todos nos interrogamos qué pasa con la sensibilidad humana, la nulificó o la neutralizó la insensibilidad, la cerrazón de la razón o la sinrazón. No lo sé.
Amigo lector, oportuno recordar que la sensibilidad humana es cuando Dios toca a las puertas profundas e incomprensibles del inconsciente, del interior del ser humano, y en general, de todo ser ya sea orgánico e inorgánico. Son las respuestas inmediatas que en la puridad del alma sentimos en la diversidad de interacciones, relaciones e intervenciones que sostenemos en la particularidad del individuo, y con la colectividad en el entorno natural, social y cultural. Son las acciones en el aquí y en el ahora en donde surge nuestra manera de ser responsables. ¿Cómo actuamos con el otro? Y al hablar del otro, me refiero a las personas, al ente en general, como creyente de un Ser Supremo, debemos ser los primeros en ser generadores de cambios para rescatar la sensibilidad, los principios y valores que tanta falta hace en una sociedad golpeada por la cultura de violencia y muerte.