Pastor
Dr. Jorge H. López
Fraternidad Cristiana de Guatemala
Jesucristo cuando vino a la Tierra vino con el propósito de enseñarnos cómo transformar la vida, cómo transformar a nuestra Nación. Cuando Jesús vino Israel estaba en una época muy dura, estaba bajo el Imperio romano, no tenían libertad política, no tenían libertad religiosa, tenían muchas dificultades, estaban oprimidos, la situación era complicada. Los emperadores romanos que gobernaban el mundo eran hombres perversos, la mayoría de ellos eran homosexuales, asesinos, criminales, corruptos. La situación era muy complicada para el ser humano que vivía en la época en la que Jesús vino, pero Él vino proclamando las buenas nuevas del Evangelio de Salvación.
Recuerden que por cuatro siglos no había un solo predicador en Israel y apareció Juan el Bautista que presentó a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Lo bautizó en agua y Jesús se va al desierto, vence las tentaciones del Diablo, se presenta como el predicador del ahora y ahí estaba compartiendo Su Palabra, por eso en Mateo 9:35-38 se recoge en un resumen la actividad del Ministerio de Jesús, vea lo que dice: «Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Muchos hemos sino sanados, muchos hemos visto las buenas nuevas de Salvación del Reino. El Señor siguió obrando de la misma manera.
Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros -les dijo a sus discípulos-. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.»
Jesús andaba predicando de sinagoga en sinagoga sanando enfermos, sanando toda dolencia y eso hizo que tuviera un Ministerio agotador. Varias veces vemos a Jesús que dice que estaba cansado y se acostó en la barca y luego vino una tempestad en el lago de Genesaret, en el mar de Galilea. Jesús ni se despertó, no porque tuviera mucha confianza, aunque la tenía, no se despertó porque estaba cansado. Muchos cuando están cansados se acuestan a dormir y ni un terremoto los despierta, conozco gente que no se dio cuenta cuando el terremoto del 76, de lo dormido que estaban. Jesús estaba trabajando incansablemente para cumplir su misión, pero como estaba dentro del cuerpo humano y era cien por ciento hombre aquí en la Tierra, estaba sujeto a las limitaciones físicas que todos los seres humanos tenemos.
Por eso dice en Mateo 9:36 «Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor». Mire a la gente, multitudes, a veces las multitudes caminan por la carretera Interamericana, por la Calzada Roosevelt o por la 7ª. avenida de la zona 1 de la ciudad y hemos visto multitudes aun recientemente de más de cien mil personas caminar por las calles y al ver a cada una de esas personas se va a encontrar con un rostro lleno de agobio, de desamparo, porque siguen las multitudes como cuando Jesús las veía: como ovejas sin pastor. Sí, la 5ª. avenida de Nueva York sigue siendo recorrida por millares de personas todavía y las grandes ciudades como Tokio, Distrito Federal de México y muchas otras están llenas de multitudes y la gente siempre sufriendo la misma condición de agobio, de desamparo como ovejas sin pastor.
Amigo lector, exprese: «yo voy a ayudar a esa cosecha», «yo voy a rescatar todas esas almas para Cristo», las almas se están perdiendo y nosotros podemos ser una de tres clases de personas: hay personas que sólo miran lo que está pasando, hay otras que ni saben lo que está pasando, pero hay otras que hacen que las cosas pasen y usted y yo vamos a ser de este último grupo, gente que hacemos que las cosas pasen. Tenemos que ir a rescatar esa gran cosecha de almas para nuestro Señor.