¿Cuál es el impacto de la inmigración? Los efectos económicos y sociales de la inmigración en el país de destino son múltiples y abordar todas sus dimensiones es como abrir la caja de Pandora. Por este motivo, lejos de pretender hacer un repaso exhaustivo de todos los ámbitos en los que la inmigración puede tener un impacto relevante, el presente artículo centra el análisis en uno de los elementos más importantes: los efectos sobre el mercado laboral. También se apunta brevemente el impacto que los flujos migratorios pueden tener en otras dos dimensiones: el uso de los recursos públicos y la cohesión social.
Desde el punto de vista del mercado laboral, se suele simplificar la llegada de inmigrantes en una economía como un aumento de la oferta de trabajo y, por tanto, como un shock que ejerce presión a la baja sobre los salarios de los nativos. Sin embargo, la estructura productiva de un país es mucho más compleja y ello hace que esta conclusión, en general, no sea válida.
En primer lugar, no todos los trabajadores de un país son iguales, como tampoco todos los inmigrantes lo son. En este sentido, los efectos de la llegada de una ola de inmigración sobre los trabajadores del país de destino dependerán tanto de las cualidades y capacidades de dichos trabajadores como de las de los inmigrantes. En particular, los trabajadores con características parecidas a los inmigrantes (sustitutos) tienen más posibilidades de que su salario se vea presionado a la baja.
Así, para este segmento de trabajadores, la llegada de los inmigrantes sí que equivale a un aumento de oferta.
Por el contrario, si las características del trabajador nativo son muy distintas a las de los inmigrantes, puede que la situación de dicho trabajador mejore con su llegada (efecto de complementariedad). Este ha sido el caso de muchas mujeres con niveles altos de educación (skilled, en inglés) en los países desarrollados, que han podido aumentar las horas de trabajo remunerado y prosperar en su carrera profesional gracias a la mayor oferta de servicios domésticos (especialmente cuidado de niños y ancianos) favorecida por los flujos migratorios.
Por tanto, para el conjunto de trabajadores de un país, el efecto de la llegada de trabajadores de otros países será globalmente positivo si los beneficios de los trabajadores que ganan con la llegada son mayores que los costes que soportan los que pierden.
Aunque hay numerosos estudios que intentan estimar el impacto de la llegada de trabajadores foráneos sobre el mercado laboral del país de destino, está costando mucho que los principales expertos en la materia alcancen una posición consensuada. Uno de los motivos de la falta de acuerdo radica en la dificultad de aislar el efecto de la inmigración del de otros factores que pueden estar afectando al mercado laboral de forma contemporánea, como la tecnología, la globalización o el propio ciclo económico.
Para el caso de EE. UU., país en el que se centra la mayoría de los estudios, existen dos posiciones encontradas: los que apuntan a que la inmigración ha reducido los salarios de los trabajadores estadounidenses, y los que defienden que el impacto ha sido negligible. Por ejemplo, David Card, profesor de Berkeley y uno de los máximos expertos en la materia, concluye que la inmigración no ha afectado de manera significativa a los trabajadores estadounidenses de ningún tipo.
En cambio, George Borjas, profesor de Harvard y referente de la posición contraria, considera que los salarios de los trabajadores estadounidenses con un menor nivel educativo (unskilled, en inglés) han caído sustancialmente como consecuencia de los flujos migratorios. Según Borjas, la propia inmigración está aumentando la movilidad de los trabajadores estadounidenses (dentro y fuera del propio país), y el impacto de la inmigración en los salarios de estos trabajadores es significativo y debe tenerse en cuenta.
Sin embargo, otros estudios más recientes, que sí tienen en cuenta el efecto apuntado por Borjas, parecen confirmar la tesis de Card de efectos modestos en los salarios.
Concretamente, David Card argumenta que la llegada de trabajadores extranjeros con nivel educativo bajo en EE. UU. ha sido absorbida sin vaivenes en los salarios gracias al ajuste de las técnicas de producción. La idea de este mecanismo es sencilla: la producción de un bien agrícola, por ejemplo, puede realizarse mediante varias combinaciones de factor trabajo y factor capital, y cada país escoge el mix adecuado en función de la abundancia de cada uno de los factores. Ello es evidente cuando comparamos cómo se produce un bien agrícola en un país avanzado y en un país emergente: en términos relativos, la producción agrícola es más intensiva en maquinaria en los países avanzados que en los emergentes. Del mismo modo, cuando un país como EE. UU. recibe una oleada de inmigración poco cualificada, esta puede ser absorbida mediante un ligero cambio en la intensidad de los factores de producción, en este caso, aumentando la intensidad del factor «trabajador poco cualificado» frente al factor «maquinaria».
Así, la presión a la baja sobre los salarios que ejerce la mayor oferta de trabajadores poco calificados queda compensada por la presión al alza, fruto de una demanda más elevada que ejercen aquellos sectores que quieren aprovechar la mayor abundancia de dichos trabajadores.
Los economistas que defienden que el impacto de la inmigración sobre los salarios ha sido escaso argumentan que hay otro mecanismo que lo facilita, el llamado «cambio en el mix de producción». Concretamente, se ha observado que los países receptores de importantes flujos migratorios cambian la composición de los bienes producidos, aumentando la producción de aquellos bienes con un uso más intensivo del tipo de trabajador que llega. De esta forma, y tal como ocurría con el mecanismo anterior, oferta y demanda se ajustan, y dejan los salarios básicamente inalterados.
Fuera ya del perímetro del mercado laboral, otra área que suele centrar la atención cuando se analiza el impacto de la inmigración es la competencia que ejercen los inmigrantes en el uso de los servicios públicos. Sin embargo, como ya ocurriera en el plano laboral, cabe valorar adecuadamente todos los factores. En algunos casos, puede que existan nativos perjudicados por la llegada de los inmigrantes. Un ejemplo paradigmático es el efecto desplazamiento (crowding out effect, en inglés) que pueden sufrir los nativos más pobres en el acceso a la vivienda social. Sin embargo, la entrada de inmigrantes también suele ir acompañada de un aumento de la actividad económica y, por tanto, de la recaudación. Así, un estudio reciente de la OCDE muestra que, cuando se tienen en cuenta todos los factores, el efecto total de la inmigración sobre las cuentas públicas de los países receptores es nulo.
El análisis del impacto de la inmigración no puede cerrarse sin una mención a uno de los temas que más polémica está generando: el efecto de la inmigración sobre la cohesión social. Según Paul Collier, profesor de Oxford y experto en la materia, confianza y cooperación son dos elementos que caracterizan las economías prósperas y modernas. Una prosperidad que se ve reforzada, a su vez, por este binomio de confianza y cooperación: dos atributos estrechamente ligados, pues sin confianza no puede darse cooperación alguna. Sin embargo, este círculo virtuoso que se establece entre prosperidad-modernidad y confianza-cooperación es frágil, pues se cimienta en la confianza entre los individuos de una misma sociedad. Por ello, como se apunta en el siguiente artículo del Dossier, «Las políticas de inmigración: no solo entrar sino también integrarse», toda política migratoria debe centrarse en la gestión ordenada de los flujos migratorios y, sobre todo, en integrar de forma exitosa a los inmigrantes.
La principal razón por la cual emigran los guatemaltecos es para suplir las necesidades financieras de sus familias. El guatemalteco que emigra tiene entonces la responsabilidad de enviar dinero a su hogar. Estas transferencias tienen capacidad de generar riqueza tanto en el hogar como en las comunidades. De hecho, el envío de remesas tiene como efecto aliviar la pobreza porque genera una mejor distribución de los recursos financieros a familias desfavorecidas en el país en la medida en que las remesas enviadas a Guatemala benefician principalmente a hogares pobres. Sin embargo, según M. Orozco «las solas remesas no son una solución efectiva ni durable para reducir la pobreza e incrementar el desarrollo».
Asimismo, según el Banco Mundial las remesas funcionan como una red de contención. El crecimiento del PIB ha sido bajo en Guatemala en la última década y no ha logrado acompañar el crecimiento demográfico. Por lo tanto, las remesas son una importante fuente de ingresos y ayudan a cubrir las necesidades básicas de los hogares beneficiarios frente a la coyuntura de la crisis económica del 2008. Las remesas representan, entonces, sin duda alguna, un gran alivio para los hogares beneficiarios, pero a escala nacional, el impacto de las remesas en el desarrollo económico es más balanceado y difícil de comprender.
Sin embargo, para que las remesas aporten de manera duradera al desarrollo del país, es necesario establecer políticas concretas, tomando en cuenta los actores involucrados, es decir los emigrantes y sus familias. Se tienen que fortalecer los vínculos entre las comunidades migrantes y sus países de origen para multiplicar el efecto de las remesas en el desarrollo.
Pero si es cierto que las remesas tienen la posibilidad de fomentar el desarrollo, existen en Guatemala serios obstáculos y hasta impactos negativos producidos por el envío masivo de transferencias financieras.
El envío de remesas a Guatemala enfrenta varios obstáculos para fomentar el desarrollo. Primero, la pobreza y sobre todo la extrema pobreza limitan el impacto de las remesas en el desarrollo. En efecto, para tener más impacto a escala nacional, las remesas tendrían que ser menos utilizadas en necesidades básicas y más en inversiones de actividades productivas. Sin embargo, si las transferencias son usadas principalmente para consumo, educación y salud, es que los hogares receptores son generalmente pobres y que antes de invertir en negocios productivos, tienen que suplir necesidades básicas. Vemos aquí que la pobreza en el país es un obstáculo para que las remesas tengan impacto en el desarrollo del país. Las remesas no han logrado romper las trampas de pobreza.
NOTA:
La cuarta parte buscará describir las políticas que pueden ayudar a que los procesos actuales de la migración sean provechosos, y que a su vez ayuden a que las condiciones en el país de origen mejoren.