Dr. Eduardo Palacios
Prosperidad Global
Comprar al crédito nos mete en deudas que nos cobran intereses y nadie tiene derecho a quitarnos dinero en intereses a menos que nosotros demos lugar a ello. Toda deuda empobrece ya sea de una persona, una empresa o una nación. Las deudas matan nuestro futuro, roban nuestro dinero y destruyen nuestra vida.
Sí no te metes a nuevas deudas y sales de las que tienes, vivirás tranquilo. En la sabiduría Bíblica se nos insta a pagar lo que debamos para no ser esclavos que estemos a merced de nuestros acreedores, perder el buen nombre o la paz.
Las deudas nos matan, roban y destruyen porque nos esclavizan, agobian, torturan, enferman y nos quitan dinero que nos ha costado ganar. También traen a nuestras vidas tormento, angustia, ansiedad y conflictos que afectan nuestra salud emocional, familiar, espiritual y física.
Las deudas, así mismo, afectan nuestra vida personal, matrimonial y laboral.
Además, el dinero que usamos para pagar los intereses de un préstamo lo necesitamos para cubrir nuestras necesidades o bien parar ahorrarlo y que más bien gane intereses para nosotros.
Una forma de meternos a deudas es ser fiador de alguien también, pues nosotros nos hacemos responsables legales de pagarlas si el otro no las paga por enfermedad, desempleo o muerte. Y a menos que estemos dispuestos a enfrentar el pago y tengamos con qué hacerlo, es aconsejable no comprometernos pues podemos meternos en problemas y ponernos en aprietos económicos innecesariamente.
Una crisis financiera causada por las deudas, solo puede solucionarse obteniendo más ingresos o disminuyendo los gastos. Para lograrlo debemos hacer sacrificios en el presente para poder disfrutar de beneficios futuros.
Salgamos de los acreedores pequeños primero, pues eso nos hará sentirnos animados para enfrentarnos a los más grandes y el dinero que usábamos para pagarle a los pequeños lo usaremos para pagarle a los grandes después. Con tal de salir de deudas debemos sacrificar ciertos gustos y comodidades y no gastar en aquello que no sea esencial, ni útil, a fin de que ese dinero nos sirva para salir del atolladero. Sólo así recobraremos nuestra tranquilidad, libertad y salud perdidas.
Perseveremos en ir a pagar hasta el último abono de cada deuda. Dios nos proveerá los ingresos necesarios que nos permitirán pagarla si somos responsables. Obtenga dinero para pagarle a sus acreedores haciendo cualquiera de las siguientes tres cosas, por separado o todas juntas:
Genere más ingresos, trabajando extra. Venda todo lo que esté en buen estado pero no le sirva, no utilice o bien no le esté sacando un beneficio. Y gaste menos. Todo ingreso extra a su salario regular también destínelo a pagarlas.
Con paciencia y fe en la provisión divina podemos salir de deudas. No nos demos nunca por vencidos, no aflojemos, ni claudiquemos sino sigamos hasta el día en que felizmente salgamos de todas ellas. Nunca se rinda, y vaya a hacer sus pagos según lo planeó hasta que salga del último compromiso.