Dr. Víctor Súchite / Pastor y Orientador Familiar.
La mal llamada ideología de género, debe explicarse como teoría de género, ya que ideología es un conjunto de ideas que caracterizan a una persona o a una colectividad. Mientras que teoría es un conjunto de ideas no comprobadas científicamente. Por esa razón, lo correcto es llamarle «teoría de género» a las ideas de aquellos que aseguran que la masculinidad y la feminidad no están determinadas por el sexo de la persona, sino por la cultura, ya que cada cual puede elegir según su voluntad a qué género desea pertenecer.
Ese es el concepto que muchos políticos, organismos internacionales, grupos feministas y la comunidad LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales), pretenden que todos abracemos. Pero eso no es lo que enseña la Biblia (nuestra norma de fe y conducta). En Romanos 12:2 leemos: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta».
Los cristianos no pensamos como piensa el mundo liberal, ya que nuestra mente se adapta a la voluntad de Dios. Este mundo pretende imponer que no hay diferencias de sexo, pero Dios creó «varón y mujer», únicamente. Ninguna persona se puede cambiar de sexo biológicamente hablando. A un hombre que quiere parecer mujer, le pueden operar y suministrar hormonas, pero no deja de ser hombre. Solamente le mutilaron y luego le transformaron, pero se nace siendo hombre o siendo mujer.
¿Identidad de género o equidad de género?
Quienes defienden la identidad de género, reclaman que a la mujer se le considerada un ser inferior al hombre. Ciertamente no existe un género superior y otro inferior. En Génesis 1:27 leemos: «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó». La imagen de Dios en el ser humano es inmaterial. Es decir, la voluntad y el intelecto.
En ese aspecto hombre y mujer son iguales. Sin embargo, «Dios los creó, varón y hembra», fuimos hechos el uno el para el otro, somos diferentes o contrarios pero comple-mentarios.
Con sexos distintos: masculino y femenino, con todas las diferencias físicas, anatómicas o biológicas; y además, psicológicas, que eso implica. En ese sentido, somos desiguales. De manera que la mujer es diferente al hombre, pero no inferior. El hombre es diferente a la mujer, pero no superior.
Lo correcto no es hablar de igualdad de género o identidad de género, sino de equidad de género. En una palabra, tenemos los mismos derechos. Debemos Reconocer que ante Dios, hombres y mujeres tenemos el mismo valor y la misma dignidad. La mujer no es inferior al hombre, así como el alumno no es inferior al maestro, ni el ciudadano de a pie es inferior al Presidente de la República, en cuanto a dignidad se refiere. La mujer tiene el derecho de la misma educación que el hombre, el mismo derecho de participar en política, el mismo derecho de ganar sueldos similares con un hombre cuando tienen el mismo grado académico y experiencia laboral.
¿Sexo o género?
¿Cuál es la forma correcta de decirlo: sexo masculino y sexo femenino, o género masculino y género femenino? Eso depende de qué concepto tenemos de las palabras sexo y género. Expliquemos: El sexo de una persona viene determinado por la naturaleza, la genética, la biología y la anatomía del ser humano. Por otro lado, género se refiere a las palabras. Hay sustantivos de género masculino y sustantivos de género femenino. Por ejemplo: El actor y la actriz, el día y la noche, etc. Estrictamente hablando, se puede decir que una persona es de sexo masculino o de sexo femenino, pero no de uno u otro género, ya que el sexo es un asunto biológico como referencia a las personas, animales y plantas, mientras que género es un asunto gramatical. Sin embargo, podemos hablar del género humano cuando nos referimos al conjunto de todas las personas. El problema es que quienes defienden la teoría de género, pretenden sustituir la palabra sexo por la palabra género, entendiendo el género desde el enfoque sociocultural, en vez de exclusivamente biológico.
En ese sentido, hablan de género masculino, género femenino y género neutro. En Mateo 19:4,5 leemos: «Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?». Jesús enfatizó que Dios hizo solamente dos sexos: masculino y femenino (varón y hembra), para que se unieran en matrimonio (heterosexual).
De manera que, no existe un tercer sexo. Como cristianos tenemos el derecho de oponernos a la implementación de leyes liberales que permiten la intersexualidad o identificar legalmente a una persona como de género diverso o en el registro civil. Dios solamente creo al sexo masculino y al sexo femenino, el sexo diverso lo creó el hombre y la mujer que desconocen la voluntad de Dios.
La teoría de género y el idioma
¿Cuál es la forma correcta de expresarlo: todos los estudiantes o todos los estudiantes y todas las estudiantes? Lo correcto es decir «todos los estudiantes» de manera general, lo cual incluye a hombres y mujeres. No obstante, debido a la influencia de la teoría de género, algunos pretenden imponernos a especificar por ejemplo: guatemaltecos y guatemaltecas, alumnos y alumnas, de modo que no se excluya a las mujeres, pero también a las lesbianas, los gays, los transexuales, los intersexuales, etc. Incluso, algunos escriben la palabra «todos» como «tod@s», «todxs», o incluso «todes» con «e» para eliminar la «o» de masculino y la «a» de femenino, enfatizando de ese modo la diversidad de género, pero solamente están deformando el idioma. Tristemente, ahora están también haciendo esos cambios en algunas de las traducciones recientes de la Biblia, con lo cual alteran la idea original. Veamos un ejemplo. En Santiago 1:19 leemos una traducción correcta en la Reina Valera 1960: «Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse». La palabra hermanos en el original griego es adelphós que se usa para referirse a familiares. En ese caso, hermanos en la fe.
Lastimosamente, algunas versiones modernas usan un lenguaje inclusivo y traducen «hermanos y hermanas», pues los traductores son influenciados por la teoría de género. La NIV traduce en ingles: «My dear brothers and sisters, take note of this: Everyone should be quick to listen, slow to speak and slow to become angry». La palabra original es «hermanos» en masculino pero de manera general.
Sin embargo, traducir «hermanos y hermanas» es alterar el idioma original. Mucho cuidado entonces con las Biblias inclusivas, que se refieren al ser humano y a Dios mismo en términos neutros, estas traducciones rompen los principios de una correcta traducción, ya que los traductores modifican la Biblia según sus creencias personales. Defendamos la Palabra de Dios y defendamos a la familia según el diseño divino, ya que después de Dios, la familia es prioridad.