Pastora Dra.
Mayra de Gómez
Ministerios «Delicados Pastos»
Jacob (ahora Israel), sus hijos y sus familias (70 personas) entraron a Egipto, para reunirse con José y su familia. Dios usó a José para sustentar con alimento a Egipto, y a muchos pueblos vecinos incluyendo a su familia, en tiempos terribles de hambre….pero…cuando todos murieron. Surgió un Faraón que no conoció a José, ni todo lo que él hizo en favor de Egipto. Solo veía que el pueblo de Israel era muy fuerte y demasiado numeroso. El temor de que el pueblo de Israel siguiera creciendo y fortaleciéndose, llevó a los egipcios a humillar a los israelitas, a oprimirlos de tal manera que no les importaba que perdieran la vida por el trabajo forzado que realizaban. Los esclavizaron, los humillaron y su propósito era que perdieran su dignidad e identidad como el pueblo de Dios. Los israelitas seguían siendo instrumentos de bendición para el alimento de esa gran potencia; ya que construyeron las ciudades de Pitón y Ramsés las cuales guardaban las provisiones para Egipto.
Así Satanás, el enemigo de Dios, se da cuenta que la Iglesia de Jesucristo; se mantiene firme, sigue creciendo en número, persistente en la oración y en proclamar las verdades de la Palabra de Dios. Esto ha hecho que se maquinen estrategias para eliminar al pueblo de Dios y a la Iglesia de Jesucristo. Las principales estrategias son la guerra, opresión, la esclavitud al pecado, la falta de respeto por la vida, la humillación y desvalorización del ser humano. Pero la más terrible de todas es la guerra de ideas abiertamente en contra de Dios y Su Palabra. Podríamos decir… ¡Esta es una generación, «NO DIOS»!…pero ¡No podemos dar esa declaración!…Porque… ¡DIOS ES Todopoderoso y Satanás ya está vencido en la cruz del calvario!
El rey de Egipto maquinó un plan diabólico para evitar que siguiera creciendo en número ese pueblo esclavizado. Llamó a dos mujeres hebreas Sifrá y Puá (Éxodo 1) que eran parteras. Indudablemente no eran parteras cualesquiera, sino que posiblemente eran las jefas de las parteras, que atendían a las egipcias pero también a las hebreas. Está la posibilidad de que estaban bajo la supervisión de algún magistrado de la corte del Faraón. Cuando estaban frente al Faraón, escuchando las palabras de exterminio de los bebes de las hebreas. Ellas estaban pasmadas de horror y a la vez se preguntaban…. ¿obedecemos al Faraón u obedecemos a Jehová el dador de la vida?
La orden era… ¡Maten a los niños varones hebreos en el momento en que nazcan! Si son niñas, déjenlas vivir, pero si son niños ¡Mátenlos!…… toda similitud…. ¡sépase!…que no es ninguna coincidencia, con lo que está sucediendo en este tiempo. Sino que son los increíbles artificios de nuestro enemigo; que utiliza a personas muy preparadas, con el poder de las comunicaciones, personas que han logrado llegar a los poderes gubernamentales, etc., etc., que propagan, extienden y enseñan doctrinas e ideas en contra de los Principios de la Palabra de Dios; haciéndolas públicas y patentes. Viviendo estilos de vida que desagradan a Dios; pero no les basta con vivirlo, sino que desean obligar a los hijos de Dios a ponernos a sus servicios. Cuanto que los hijos de Dios hemos sido llamados a servir únicamente al Rey de Reyes y Señor de Señores, Jesucristo. La intención es la misma… la orden, se quiere que sea la misma… ¡Maten a los niños!
Sin embargo estas mujeres, temían a Dios y tenían respeto a la santidad de la vida humana. Génesis 9:5-7 «Yo hice al hombre y a la mujer semejantes a mí mismo. Por eso, si algún animal los mata a ustedes, ese animal también tendrá que morir; y si alguno de ustedes mata a otra persona, también tendrá que morir. Lo que yo quiero es que ustedes tengan muchos hijos, y que sus descendientes llenen la tierra». Decidieron arriesgar su vida…. ¡No mataron a los niños!… y cuando se les preguntó, ¿por qué habían desobedecido las órdenes del Faraón?…ellas contestaron…es que las mujeres israelitas no son como las egipcias. Al contrario, son tan fuertes y saludables que tienen sus hijos ellas solas, sin nuestra ayuda.
Amadas lectoras, en este tiempo que nos ha tocado vivir, debemos de ser mujeres temerosas de Dios. Valientes, compasivas, con deseos de conservar y respetar la vida humana. Mujeres que hacemos la voluntad de Dios sin importar el peligro. Entendemos que el temor y la reverencia a nuestro Dios, impulsa a actuar y tomar decisiones arriesgadas; muchas veces a desobedecer la ley humana (porque ya hay muchos países que por ley se permite el aborto, las uniones de personas del mismo sexo, promoviendo leyes que acepten la pedofilia como una preferencia sexual y que a los niños desde pequeños se les dé una educación sexual alternativa, niños vestidos de niñas y viceversa) y someternos a la ley de Dios. Para esto necesitamos conocer el carácter moral de Dios y tener la capacidad de discernir ¿cuál es exactamente la voluntad de nuestro Señor? Porque en Guatemala ya estamos en esa lucha, ya hay propuestas semejantes. ¿Qué haremos, nos quedaremos solo como espectadoras, viendo como matan a nuestros niños? La intención de Satanás es ¡matar a nuestros niños! Matar su inocencia, matar su identidad… ¿No es el aborto… matar a los niños?
Y Sifrá y Puá…. ¡parteras valientes! Sabían que para que las mujeres quedaran embarazadas, tenía que haber ¡un soplo de vida de parte de Dios! Salmo 139:13-16 y Salmo 127:3. Y como honraron a Dios, Él les bendijo grandemente y les permitió tener muchos hijos. Y el pueblo de Dios seguía creciendo y fortaleciéndose. ¡Así la Iglesia del Señor, es la sal de la tierra y entrega el alimento espiritual a todas las naciones!