Lic. Juan Manuel Guzmán Morales
Unción Fresca
A lo largo del tiempo seguramente hemos visto hombres y mujeres que en un momento dado fueron usados grandemente por Dios, pero de repente, cayeron en pecado. Hemos visto creyentes que están en fuego para Dios, y de un momento a otro, se apartan. Entonces nos preguntamos ¿Qué les sucedió? La respuesta a toda pregunta resulta ser solo una cosa: Descuidaron su comunión y relación con Dios. El deseo de Dios siempre ha sido tener comunión íntima con su pueblo. Al principio de la creación, según el libro de Génesis, notamos que Dios se paseaba en el huerto del Edén y que hablaba con Adán. La palabra comunión en el griego es «koinonia» que significa tener en común, compañerismo, participación, amistad, comunicación, dialogo y por lo tanto la comunión con Dios es tener amistad, dialogo y compañerismo con El, desarrollando una relación estrecha, puesto esto es su deseo.
El libro de Salmos capítulo 25:14 dice: «La comunión íntima es con los que le temen» la palabra temor de Dios en el hebreo significa tener un gran pavor de desagradarlo y hacer todo lo posible por complacerlo. Surge la inquietud ¿Qué es lo que Dios odia? El libro de Proverbios 6:16-19 nos da la respuesta y nos habla de siete pecados que Dios abomina y que dan origen a otros pecados: 1. Los ojos altivos 2. La lengua mentirosa 3. Las manos derramadoras de sangre inocente 4. El corazón que maquina pensamientos inicuos 5. Los pies presurosos para correr el mal 6. El testigo falso que habla mentiras y 7. El que siembra discordia entre los hermanos. Entre más aborrecemos el mal y todo lo que es pecado, más cercana será nuestra relación con El, pero si por el contrario, tenemos menos cosas en común con Dios, menos cercana será nuestra intimidad con El.
Lamentablemente hay miles de creyentes que están sentados en las bancas de las iglesias, que llegan todos los domingos, pero no tienen ninguna relación personal con El, no tienen vida de oración y no leen la palabra, no saben cuál es la voluntad de Dios para su vida, no saben el propósito de Dios para ellos ni tienen visión de Dios. Algunos están viviendo en pecado, y no tienen ninguna idea de Dios. Lo recibieron como Señor y Salvador, pero después de eso, no han desarrollado esa relación con El, y como resultado, su vida es una miseria, están en derrota y en todo les va mal. La comunión y nuestra relación con Dios deben ser un valor y una prioridad en nuestra vida.
Un claro ejemplo de ello fue nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien tuvo una vida de oración y comunión con el Padre, oraba por la mañana Marcos 1:35, por la noche Lucas 6:12 y por la tarde Mateo 14:23; si nos damos en cuenta en estos versos, cada día que Jesús oraba lo hacía solo, por lo que nosotros debemos tener un tiempo a solas con Dios y un tiempo para orar. Lo que llama la atención es que Jesús oraba en desiertos y en los montes. Ahora vivimos en un tiempo donde las personas no oran cuando hay una incomodidad, pero Jesús oraba en cualquier situación. El tener una comunión íntima con Dios trae determinados beneficios, dentro de los cuales podemos mencionar: 1) Nos traerá paz Job 22:21; La palabra paz en el hebreo es «shalom» que significa estar seguro, estar completo, fortalecido, próspero y en abundancia, la falta de paz con Dios es el producto de no tener una vida de oración continua; 2) Haremos proezas y hazañas, Daniel 11:32: la palabra que llama la atención de este verso es «conoce» que en el hebreo se traduce como «yada» que significa tener intimidad o tener relaciones íntimas con; otra palabra de este verso es «actuar» que significa hacer hazañas y proezas, hechos atrevidos y poderosos, en otras palabras el pueblo que tiene comunión íntima con Dios, se parara firme y hará hazañas y proezas para Dios, hechos atrevidos y poderosos que otros nunca han hecho. Y 3) Estaremos satisfechos y completos Jeremías 31:25, ¿Pero por qué muchos creyentes no están satisfechos y se sienten incompletos? Porque el estar completo y satisfecho en nuestra alma es producto una comunión íntima con Dios, Él es el único que llena nuestra alma cuando estamos tristes, Él es el único que llena y satisface el alma cuando recibimos suficiente amor de nuestra familia, es el único que satisface totalmente los vacíos de amor en nuestra alma, todo lo hace el Señor solo cuando tenemos comunión íntima con El. Creo que es el momento de empezar a buscar su Rostro, paremos de hablar de oración y practiquémosla.