Pastor Leonardo Milian
Iglesia de Dios Evangelio Completo
La adoración cristiana pentecostal, se sostiene en su práctica con una base bíblica y teológica, su finalidad como tal, es restaurar la devoción genuina de los creyentes, como un medio para acercarse a Dios, que refleje de manera vivencial, las transformaciones espirituales, morales y sociales que la iglesia debe practicar.
Las personas nacidas de nuevo, que tienen una relación y una comunión personal con Dios, les conllevan a un deseo natural de adorarle. Según Bob Kaufin dice, «entre más conozcamos a Dios mediante su palabra, más genuina será nuestra adoración. De hecho, en el momento en que nos desviamos de la verdad acerca de Dios, estamos participando en la idolatría» independientemente de lo que pensamos o sentimos, no hay autentica adoración, sin un conocimiento correcto de Dios.
La adoración en el Antiguo Testamento
Los primeros elementos de la adoración se encuentran en el Antiguo Testamento, para tener ese entendimiento adecuado de la adoración, es decir una adoración integral, se debe hacer un examen de los primeros personajes que la Biblia sugiere como adoradores, y una de las áreas que más se promueven en este contexto es su vida y testimonio de integridad a su Señor, y estos se pueden visualizar como modelos de adoración, para la iglesia, el listado de adoradores viéndolo desde una perspectiva integral, tenemos a; Abel, Noé, Abraham, Moisés, Aarón, David, Ezequiel, Ana, entre otros.
La adoración en el Nuevo Testamento
Aunque la adoración cristiana tiene sus raíces en las prácticas judías, no se puede decir que los primeros cristianos se aferraron a un sistema específico de adoración. Tres formas litúrgicas se entrelazaron: la adoración en el templo, la adoración en la sinagoga y lo que Jones llama «La semi primitiva adoración en los hogares y otros lugares», En otras palabras «no hubo discontinuidad radical entre la adoración del Antiguo y Nuevo Testamento»
Esto muestra que Jesús asumió el derecho de «reinterpretar» las costumbres judías de adoración. La práctica cultural fue desarrollándose en una adoración que describía el cumplimiento del Antiguo Testamento en Jesucristo.
Es sobre todo, un estilo de vida donde el creyente comprende que todas sus acciones deben estar encaminadas a glorificar a Dios. «Así, el mundo mismo se convierte en un «templo» donde el creyente puede adorar al Señor: en la casa, en la escuela, en el trabajo, yendo de viaje, cuando hacemos el bien, cuando actuamos con justicia y cuando mostramos nuestras acciones en el amor de Dios.»