Hoy las cosas han cambiado, y mucho. Internet y las redes sociales (especialmente Twitter y Facebook) hicieron más difícil definir una conducta infiel. Gran parte del problema es que la separación que hacemos entre el mundo virtual y el real, sin darnos cuenta de que pasar de uno a otro es más fácil de lo que se cree.
Mucha gente piensa que una relación con vínculos afectivos profundos no se puede dar a través de internet. Pero según fuentes en el internet los psicólogos coinciden cada vez más en terapia que el ciberespacio ofrece las mismas oportunidades de crear una relación amorosa que el mundo de carne y hueso, y que pasar del post de Facebook al «me encantaría conocerte» está a unos cuantos clicks de distancia.
La infidelidad virtual es un fenómeno que surgió con los avances de la tecnología. En el presente, millones de personas casadas sostienen relaciones extramaritales por Internet. Muchos no consideran que estas relaciones sean inapropiadas ya que por lo general no existe un contacto físico y la interacción es por medio de chats, mensajes, correos electrónicos y el intercambio de videos o imágenes. Incluso algunos aseguran que la infidelidad cibernética les ayuda a tener un mejor matrimonio. Para saber si las relaciones extramaritales virtuales ayudan o perjudican al matrimonio le invitamos a que considere lo que la Biblia enseña sobre la infidelidad y el matrimonio.
Cuando la Biblia fue escrita no existía la tecnología virtual, aun así las Escrituras contienen normas de conducta que ayudan a esclarecer si la infidelidad virtual es un pecado o una bendición. Por ejemplo, en Mateo 5:28, Jesús enseña que una persona casada es culpable de adulterio si codicia a alguien que no sea el cónyuge. Aunque no exista un contacto físico, para Dios una persona es culpable de infidelidad si adultera con la mente. Por lo cual, el usar la tecnología para entablar relaciones virtuales que fomentan fantasías o sentimientos hacia una persona fuera del matrimonio es un pecado, es adulterio.
Todo pecado trae consigo consecuencias negativas y la infidelidad virtual no es la excepción. Al ir en contra de la voluntad de Dios, la persona que practica la infidelidad no solamente es culpable de adulterar sino también abre su corazón para que le domine la lujuria, los pensamientos indecentes hacia una persona. La lujuria da lugar a la lascivia y el desenfreno sexual. Eventualmente, las relaciones virtuales no van a satisfacer los deseos lujuriosos o lascivos de la persona. El adultero virtual tratara de consumir sus deseos teniendo una relación física con alguien que frecuenta online o forzando al cónyuge a practicar actos vergonzosos que degradan la relación matrimonial.
Dios no quiere que ningún matrimonio practique actos obscenos. Es por eso que en Hebreos 13:4, el Apóstol Pablo declara que Dios juzgara a aquellos que practican la inmoralidad e infidelidad. Tampoco Dios se agrada cuando en el matrimonio se practique la lascivia o lujuria. En 1 Tesalonicenses 4:2-6, se pide a los casados a que manten-gan la santidad y honor, desistiendo a todo acto de concupiscencia ya que el Señor castiga la inmoralidad sexual en el matrimonio. La infidelidad cibernética es un pecado que contamina al matrimonio con pensamientos y actos inmorales.
El ciberespacio está lleno de tentaciones, imágenes obscenas y lugares para tener conversaciones ilícitas. Por lo cual una persona casada debe de ser sabia y protegerse para no caer en tentación. En Mateo 5:29-30, Jesús ofrece consejos sobre cómo evitar adulterar con la mente. Jesús dice que si el ojo derecho o la mano derecha son los causantes de que alguien peque, mejor es que se quiten esos miembros del cuerpo para salvar todo el cuerpo del infierno. ¡Por favor no piense que la solución a la infidelidad es el mutilar el cuerpo! Cristo menciona el ojo y la mano derecha porque en la tradición Judía el ojo derecho es un simbolizo de aquellas pasiones que hacen a la persona pecar y la mano derecha simboliza la voluntad o fuerza para lograr un objetivo. Lo que Jesús aconseja es que ninguna persona casada debe de alimentar sus ojos con imágenes que le llevan a generan pensamientos ilícitos y no se debe de dedicar tiempo o esfuerzos para consumir esos deseos adúlteros.
Para aquellos que son infieles por Internet, pueda que se les haga difícil el dejar de adulterar por que la lujuria les domina o porque se han enamorado de alguien que frecuentan online. Para estas personas le queremos aconsejar que los deseos de este mundo son engañosos, pasaderos y nunca van a poder llenar los vacíos de su corazón (1 Juan 2:15-17). Solo Dios puede llenar el deseo de ser amado, aceptado y valorado. Una persona puede cambiar y ser libre del adulterio arrepintiéndose de sus pecados e invitando a Jesús que transforme su corazón. En Cristo una persona tendrá las fuerzas para resistir el pecado y vivir en integridad.
El pecado de la infidelidad destruye el alma y a las familias pero la fidelidad y santidad fortalecen al hogar y una relación con Dios. La Biblia dice en 1 Corintios 6:9 que los adúlteros no heredaran en reino de Dios. Por lo cual no condene su alma a una eternidad sin Dios por placeres temporales ficticios. En lugar de vivir de fantasías enfóquese en construir un matrimonio duradero donde se practica la fidelidad y la obediencia a Dios. Esencialmente, ningún amor virtual puede satisfacer por completo el alma como el genuino amor de Dios (Juan 4:13-14).
Rudy y Evelyn Kish – contacto@familiasrestauradas.com