La proyección de un futuro saludable, con personas sanas, se basa en reemplazar el modelo de desarrollo de «crecer ahora, limpiar después» por un modelo económico «cero residuos» para el año 2050. Según el informe, si los países destinan a las inversiones verdes el equivalente a 2% del PIB, producirían un crecimiento a largo plazo tan alto como el que se proyecta actualmente, pero con menor impacto en el cambio climático, la escasez de agua y la pérdida de ecosistemas.
En la actualidad, el mundo no está en camino de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 o 2050. Se requieren medidas urgentes, ya que cualquier retraso en la acción climática aumentará el costo de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París o revertirá el progreso logrado hasta ahora.
El informe aconseja adoptar dietas menos intensivas en carne y reducir el desperdicio de comida. De no tomar acciones, será necesario aumentar la producción de alimentos en 50% para satisfacer la demanda de entre 9.000 y 10.000 millones de habitantes del planeta en 2050. Según la publicación, 33% de los alimentos del mundo se desperdicia y 56% de esos residuos se genera en los países industrializados
El informe también hace un llamado a la acción para frenar el flujo de 8 millones de toneladas de residuos plásticos que llegan a los océanos cada año.
Un clima estable y un aire limpio son resultados interconectados; las medidas de mitigación climática para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París costarían alrededor de US$ 22 billones, pero reducir la contaminación del aire traería beneficios acumulados para la salud de hasta US$ 54 billones.
El informe
El GEO-6 se publicó en Nairobi, Kenia, donde los ministros de medio ambiente del mundo participan en la cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el máximo foro global de toma de decisiones ambientales. Se espera que las negociaciones aborden temas críticos como detener el desperdicio de alimentos, promover la movilidad eléctrica y enfrentar la crisis de contaminación por plásticos en nuestros océanos, entre otros desafíos apremiantes.
«La información científica es clara. La salud y la prosperidad humanas están directamente relacionadas con el estado del medio ambiente «, dijo Joyce Msuya, Directora Ejecutiva Interina de ONU Medio Ambiente. «Este informe ofrece una perspectiva de la humanidad: nos encontramos en una encrucijada.
¿Continuamos por nuestra ruta actual, que nos llevará a un futuro sombrío, o escogemos el camino del desarrollo sostenible? Esa es la elección que deben hacer nuestros líderes políticos, ahora».
Impacto en Guatemala
Si la temperatura global asciende en 4,5 grados centígrados hasta final de siglo, el 50% de las especies que hoy viven se extinguirán, según un estudio de la Universidad de Anglia del Este, la Universidad James Cook y WWF.
El informe GEO 6 de la ONU recoge que unos 4.000 millones de habitantes vivirán en zonas desertificadas en el año 2050, con las carencias que eso provocará en sus organismos. A dicho dato añade que actualmente más de 2.300 millones de personas no tienen acceso a agua potable en el mundo.
En Guatemala hace cinco años la zona semiárida, conocida como Corredor Seco, afectaba 10.200 km2 en cinco departamentos, pero la vulnerabilidad al cambio climático provocó que su impacto se extendiera moderadamente a 11 departamentos, ubicados al este, norte y sur del país.
Se estima que ahora el corredor seco (sus características) abarcan unos 49.430 km2, de los 108.889 km2 de la superficie guatemalteca.
Salud mundial
La salud humana estará cada vez más amenazada si el mundo no toma medidas urgentes para frenar y reparar los graves daños causados al medio ambiente, advirtió la ONU al publicar la evaluación más exhaustiva y rigurosa sobre el estado ambiental global.
El informe emblemático de ONU Medio Ambiente, elaborado durante los últimos cinco años por un equipo de 250 científicos y expertos de más de 70 países, indica que, o aumentamos drásticamente las protecciones ambientales o podrían producirse millones de muertes prematuras a mediados de siglo en ciudades y reegiones de Asia, Medio Oriente y África.
La sexta edición del reporte Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-6, por sus siglas en inglés), advierte que la resistencia antimicrobiana se convertirá en una de las principales causas de muerte para 2050 debido a la contaminación de los cuerpos de agua dulce, y que los interruptores endocrinos afectarán la fertilidad masculina y femenina, así como el desarrollo neurológico infantil.
Cambio climático
En concreto, el informe sentencia que, o aumentan drásticamente las protecciones ambientales o podrían producirse millones de muertes prematuras a mediados de siglo.
El asesor legal del Movimiento Ciudadano Frente al Cambio Climático (Mocicc), Richard O’Diana, afirma que «incluso si todos los países cumplen con las obligaciones asumidas en el Acuerdo de París, los estudios han determinado que la temperatura igual superará los 2 °C», lo cual dejará sin efecto la meta del acuerdo firmado en 2015.
«Estamos en una situación donde las medidas de provisión que tomamos hace unos años ya han quedado estériles y tenemos que tomar otras más drásticas porque -según el panorama-, de acá al 2030, si no mejoramos, la situación puede ser irreversible», indica.
Y es que, según el GEO 6, la humanidad no está en la senda para cumplir las metas fijadas para 2030 y 2050 en los distintos pactos internacionales sobre cambio climático, problema transversal que tendrá un efecto amplio y profundo sobre el medioambiente, la economía y la sociedad.
De esta forma, estarán «en peligro los medios de subsistencia, la salud, el agua, la seguridad alimentaria y energética de las poblaciones. Esto, a su vez, agudiza la pobreza, la migración, el desplazamiento forzado y el conflicto», explica la ONU.
El informe resume que «desde 1880 la temperatura media de la superficie mundial ha aumentado entre 0.8 y 1.2 °C, aproximadamente. En el último decenio, se han producido ocho de los 10 años más cálidos de los que se tiene constancia», demostrando que «las pruebas del cambio climático actual son inequívocas».
Otras de las conclusiones del estudio están relacionadas a la contaminación atmosférica, que «ocasiona entre seis y siete millones de muertes prematuras» al año, y «pérdidas anuales en materia de bienestar estimadas en $5 billones».
También advierte que la biodiversidad está en crisis. En la actualidad, se considera que el 42% de los invertebrados terrestres, el 34% de los de agua dulce y el 25% de los marinos se encuentran en riesgo de extinción.
El especialista del Mocicc asegura que «lo que debemos hacer ahora es pasar del establecimiento de metas a la concreción de acciones». Tomando el caso peruano como ejemplo, O’Diana precisa que «el Estado estableció la meta de reducir a 2030 en un 30% los gases de efecto invernadero para cumplir con el Acuerdo de París».
Sin embargo -señala-, «recién en diciembre del 2018 el Gobierno determinó 62 medidas de mitigación con este propósito y para contrarrestar los efectos del cambio climático».
En ese sentido, comenta que «la agenda ambiental no es prioridad del Estado peruano, más concretamente del Congreso de la República», pues la Ley Marco sobre el Cambio Climático fue aprobada y promulgada el año pasado, tres año y medio después del Acuerdo de París.
Incapacidad
De otro lado, el experto explica que el problema con los planes internacionales y compromisos como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París «es que solo obliga a los Estados a establecer metas, pero no las acciones concretas para materializarlas». Añade que los «Estados procurarán adoptar medidas de mitigación, y en el ámbito legal sabemos que ‘procurar’ quiere decir hacerlo si es posible».
Poniendo como ejemplo nuevamente el caso de Perú, detalla que «las medidas deben ser tomadas por una serie de instituciones, como el Ministerio del Ambiente, pero sobre todo de la cartera de Agricultura, ya que las medidas de uso suelo y deforestación aportan más de la mitad de los gases de efecto invernadero en el país.
«También hablamos del Ministerio de Energía y Minas por las actividades extractivas y, eventualmente, hablamos del Ministerio de Economía y Finanzas, que tiene su plan de inversiones y es el que determina en qué se invertirá y qué medidas se van a poder ejecutar».
En ese sentido, concluye que hay «un montón de sectores y de ministerios que no necesariamente tienen la agenda verde y de reducir los gases de efecto invernadero como su objetivo o en su misión y visión. Que todos esos sectores lleguen a un acuerdo es muy complicado».
«Es grave lo que nos espera, porque además estamos entrando a una época en la que la ciencia está siendo dejada de lado por la agenda conservadora (de gobiernos como el de Donald Trump), que ha puesto sus balas contra la teoría del cambio climático. Ellos siguen creyendo que no existe», subraya O’Diana.