Pastora Dra.
Mayra de Gómez
Ministerios «Delicados Pastos»
Durante muchos años….juntamente con mi familia…hemos llegado a diferentes países, diferentes comunidades y diferentes formas de adorar a Dios. Cuando observamos que es la auténtica, real y sobrenatural presencia de Dios en tan diversas formas de orar, adorar y alabar; no podemos más que pensar en la magnificencia de la creatividad del Señor al diseñarnos para llegar a ser «verdaderos adoradores en espíritu y verdad».
En una Iglesia de más de 3,000 miembros, observamos por casi 3 horas a toda una congregación; cantar, danzar y ondear los estandartes llevados por los jóvenes alrededor del altar y afuera de la Iglesia. La primera vez que visité esa congregación (les soy sincera) estaba admirada, expectante y ya a las dos horas, un poquito cansada y desesperada, porque no sabía a qué hora darían lugar a la Palabra ….y si… ¿todos estarían alertas para escucharla? ¡Increíble!… nunca dejó de escucharse la respuesta dinámica del pueblo a tan ungida Palabra. El culto terminó después de 5 horas y después, todo mundo comiendo, riendo, platicando, comprando libros, el CD de la prédica y ¡todos se conocían! A veces damos por sentado que en una congregación grande… ¡es imposible conocer a todos!…pero para nosotros fue una gran lección… ¡si se puede!… si se propicia una permanente koinonía…parte esencial de una comunidad cristiana.
En otra congregación…. ¡admiramos!… la solemnidad, el respeto, la entrega en el espíritu a la adoración con himnos antiguos y tradicionales. Cantados con tal acorde congregacional, que parecía un coro disciplinadamente ensayado. Los niños actuaban con tal respeto al templo, a sus pastores, a sus maestros y especialmente a la adoración…que no había lugar para la duda, de que la presencia de Dios estaba en ese lugar y que era tan fuerte que pesaba sobre todos y cada uno de los asistentes.
El pueblo de Israel al llegar al Sinaí necesitaba saber su verdadera identidad como «pueblo de Dios». Por cuatrocientos años tuvieron profetas que les comunicaban lo que Dios haría con ellos. Ese era el momento en que Dios creativamente le enseñaría a su pueblo la forma de adoración que Él deseaba. Y por medio de ceremonias y ofrendas, de una manera didáctica con símbolos, señales e ilustraciones presentó en ese momento y nos presenta a nosotras ahora mismo la Obra Salvadora de Nuestro Señor Jesucristo.
El libro de Levítico es un manual tremendamente práctico para vivir la vida cristiana. Dios nos lo dejó para que comprendamos la forma correcta de adoración, para que como resultado recibamos la convicción de confiar en Dios y experimentar gozo y paz.
Dios estableció en su pueblo, «un reino de sacerdotes y gente santa»…y ¡ahí estamos nosotras como sacerdotes y gente santa! Los israelitas durante todo el tiempo de esclavitud, sin duda confiaron en otros dioses; por ejemplo en Amón (dios de Tebas), al cual le rendían culto especial sobre otros dioses que los egipcios tenían. En las profecías contra Egipto (Jeremías 46:25) «Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, ha dicho: «Yo castigo a Amón, dios de Tebas, al faraón y a Egipto, a sus dioses y a sus reyes; tanto al faraón como a los que en él confían» ¿Habrán confiado los israelitas en ese dios egipcio a lo largo de más de cuatro generaciones? Dios les enseñaría a CONFIAR EN ÉL…solamente en Él.
Cuando nosotras venimos a los pies de Jesucristo. El Señor nos enseña de muchas maneras la forma correcta, adecuada, precisa, perfecta, exacta, justa, apropiada, acertada de acercarnos a un Dios Santo a pesar de que nosotras pequemos delante de Él. En Levítico 20:26 dice «Habéis, pues de serme santos, porque Yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos» El Señor nos explica que nos ama, que desea hacer de nosotras unas mujeres apartadas para Él…así como apartó a los israelitas de todos los pueblos, para hacer de ellos «una bendición para todas las naciones».
Stedman en Aventurándonos en el conocimiento de La Biblia explica algo muy hermoso sobre el libro de Levítico…. ¡Y como me pareció hermoso….lo comparto con ustedes! Explica que la santidad es uno de los atributos morales de Dios, pero que también involucra un sentido de misterio impenetrable de Dios, a quien es imposible ver y vivir. ¡Y es verdad! Porque si nos ponemos a pensar… ¡si no fuera por la Obra de Jesucristo!… No habría manera de entrar a la presencia de Dios, mucho menos vivir una vida de santidad que le agrade a Él. Sigue diciendo Stedman: Que la santidad deriva de la misma raíz de plenitud: ser íntegra, estar completa. En otras palabras: tener todas las partes diseñadas y que estén funcionando como se pretendía. ¡Qué cada parte de nosotras funcionen para lo que fueron diseñadas!….¡Maravilloso!. Continúa: «Habéis de ser plenas, porque Yo Jehová soy pleno» Dios es íntegro, perfecto, vive en armonía consigo mismo y no conoce para nada el conflicto o la agitación interna. ÉL ES PLENO DE GOZO, AMOR Y PAZ.
¿Cómo vivir en armonía conmigo misma? ¿Cómo resolver el conflicto y la agitación interna? ¿Cómo estar en gozo, amor y paz con Dios, conmigo misma y con todos los que me rodean? Todas esas preguntas inquietan nuestro corazón. Pero el Señor ve nuestro quebrantamiento (como parte de la raza humana) y nos promete «ustedes, mujeres de valor y honor, que pertenecen a mi pueblo…también… «serán plenas en Mí».
¡Ven conmigo a incursionar en Levítico y veamos todo lo que Dios tiene para nosotras!
Con el cariño de siempre…hasta la próxima semana.