El civismo (o la falta de él), la educación (o la falta de ella) van de la mano con la conducción. Conducir moto, carro, bus o camión es una actividad peligrosa que debe ser asumida con responsabilidad y civismo. Ser buen conductor implica, además de conocer en detalle el código nacional de tránsito y la aplicación de las normas y señales.
A continuación, las recopilamos como recordatorio del deber ser de un padre buen conductor:
Manejo preventivo
La capacidad de prever los riesgos es una cualidad de sabios. Por esta razón, todo padre de familia debería actuar reflexivamente pues un error al volante le puede causar heridas -si no la muerte- a alguna persona. Dejar de actuar impulsivamente es la clave para la prevención de accidentes.
Ceder el paso
La cortesía y las buenas maneras son la clave del buen vivir en sociedad, y esto también aplica cuando se está al volante. Por consiguiente, antes de actuar, mejor piense si con sus maniobras se está siendo educado, cortés y generoso, tres valores indispensables para el buen vivir.
Respetar las zonas de cruce peatonal
En concordancia con lo anterior, el respeto y consideración por quien está en inferioridad de condiciones es una de las características del ser humano cívico. Por esta razón, invadir con el carro o la moto las llamadas cebras es una actitud egoísta que no debería estar en el repertorio de nadie.
Respeto por los límites de velocidad
Una de las sensaciones más emocionantes de conducir una moto o un automóvil es la velocidad, y está se experimenta mucho mejor en los autódromos. Sucede que en las vías públicas se corren demasiados riesgos cuando se exceden los límites porque hay muchas variables fuera del control de conductor. Po esta razón hay que conducir con precaución observando los límites de velocidad.
Respetar el semáforo y señal de Pare
Los semáforos en rojo o los “alto”, como su color lo indica, son señales de advertencia de un peligro real e inminente en caso de no respetarlos porque, del otro lado, hay uno o varios conductores que van confiados en vista del verde que les corresponde.
Un buen conductor no es aquel que maneja a gran velocidad, hace maniobras arriesgadas y dice que maneja mejor cuando consume alcohol, si no aquel que conduce con responsabilidad, respeta las normas de vialidad, el derecho de los demás y aplica técnicas de manejo seguro y a la defensiva.
Usar las direccionales
El metalenguaje del automóvil incluye unas señales al mando del conductor que advierten la proximidad de alguna maniobra. Por esa razón cuando se pisa el pedal del freno se encienden los stops, y cuando se va a girar a derecha o a izquierda, cuando se va a cambiar de carril o cuando se va a abandonar una autopista, es de mínima cortesía y actitud vial preventiva advertir a quien antecede con las direccionales.
Dejar el carro o la moto en parqueaderos, nunca en la calle
Detenerse en la calle para dejar o recoger a un pasajero es una maniobra riesgosa porque las calles son para andar, y eso es lo que esperan todos los actores de la vía. Pero si además la detención es para dejar ahí el vehículo parqueado, es una actitud egoísta sin ninguna justificación que no solo entorpece el tráfico, sino que puede causar accidentes.
Hacer mantenimiento preventivo
Un carro sin mantenimiento es inseguro, contaminador y muy costoso de operar. Por esta razón vale la pena hacer la revisión tecno-mecánica porque por poco dinero se hace un diagnóstico para que el auto o la moto rueden con un mínimo de condiciones.
Válido recordar el asunto del licor y la conducción, pues está comprobado su peligrosa influencia en la conducción, incluso desde el primer trago. Si va a celebrar este día del Padre y prevé tomar licor, evite manejar, deje el carro y pásela bien con los suyos.