Pastora Dra.Mayra de Gómez /
Ministerios «Delicados Pastos»
Mujer significa ser diferente anatómicamente del varón; preparadas para la procreación. Sin embargo, Dios nos dio una responsabilidad a ambos de reproducción, multiplicación y dominio (Génesis 1:28). Encontré que dominio significa que estamos facultadas por Dios mismo para hacer uso de todo lo que Él no ha dado. ¿Qué es lo que Dios le ha dado al ser humano?…derecho, potestad y autoridad. ¡Ahhh! También nos ha marcado límites que no debemos traspasar. Los límites están enmarcados en tres palabras muy importantes: Poder, amor y dominio propio (2 Timoteo 1:7)… ¡Todo!.. Estamos facultadas para hacer… pero en amor, primero hacia el Señor y luego hacia nuestro prójimo (considerándoles como a nosotras mismas) y auto-controlando nuestras emociones, sentimientos, pensamientos y acciones; trayéndolos a los pies de Cristo.
Ahora más que nunca, Dios nos llama a ser «mujeres que generan cambios»; ya que la humanidad ha ido cambiando a través del tiempo y perdiendo sus rasgos propios como «creados por Dios». Este desequilibrio cultural y social es lo que nos motiva a ser agentes de cambio en una sociedad en que los «principios y valores de la Palabra de Dios» pasan a último término o simplemente son inexistentes.
¿Qué significa para una mujer ser agente de cambio? Que debemos comprender (abrazar) y entender (tener claro) de que Dios nos ha dado la autoridad para actuar; porque un agente es una persona que actúa con autorización (poder de otra) Lucas 10:19 » He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará». También, desarrollar el carácter de Jesucristo y proclamar su mensaje. Me pareció interesante que gramaticalmente, agente es el sujeto que realiza la acción del verbo. Por lo que nosotras (el sujeto) como discípulos, realizamos la obra de nuestro Señor Jesucristo (El Verbo hecho carne) Juan 1:1. «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios»; por último, representar dignamente el Reino de Dios en la tierra (1 Tesalonicenses 2:12): El mundo desea justicia, paz y gozo, pero el único que nos da todo eso, y más, es el Espíritu Santo (Romanos 14:17); entonces seremos llenas de gracia (llenas de los favores y regalos de Dios) y de verdad (Juan 1:14). De esta forma seremos de inspiración para otras mujeres que no conocen al Señor, ni saben de todo lo que Dios les ha dado.
¿Es necesaria la realización personal para ser agentes de cambio?… ¡por supuesto que sí!… Las mujeres por mucho tiempo permanecimos en una «trampa cultural» que marca las diferencias de género. La desobediencia a Dios en el huerto del Edén afectó las relaciones entre Adán y Eva (la maternidad y el matrimonio) Génesis 3:16. E inicia una vida de esfuerzo, dolor y muerte. Deformando la imagen de la «primera mujer», y produciendo prejuicios contra las mujeres de todas las épocas. Sin embargo, Jesucristo restaura la responsabilidad de reproducción, multiplicación y dominio: entregada a ambos (hombre y hembra) en la creación del mundo; y restablece la posición de ambos (no solo la de la mujer).
La conciencia de género se da en la adolescencia y en un entorno social determinado; produciéndose confusiones, temores, pero también esperanzas. Esta experiencia se puede vivir con torpeza por el enojo, o con vidas divididas entre lo tradicional y lo innovador, o con temor a perder el afecto o la aprobación de otras personas. Podrían producirse posturas equivocadas para afirmarse, lo que daría como resultado, un profundo sentimiento de culpa que afectará negativamente a lo largo de la vida adulta, en especial en las relaciones interpersonales. Surgiendo dificultades para reconocer en sí misma, sus capacidades y logros.
Todo lo anterior nos lleva a entender que es necesario trabajar en los procesos constructivos de nuestra identidad a lo largo de nuestras vidas (y mientras más temprano mejor) y a saber cuáles son las acciones que debemos tomar para ser agentes de cambio.
¿En qué consisten los procesos constructivos de nuestra identidad? Sabemos que Identidad es una cualidad de idéntico. ¡Cuánta importancia tiene que desde niñas sepamos acerca de nuestra identidad como «hijas de un Padre Eterno»! Que somos iguales a nuestro Padre, o muy parecidas a Él…. ¡hechas a Su Semejanza!. Lo anterior, nos lleva a construir nuestra identidad en el fundamento, en la roca que es Cristo….¡eso es ser mujer prudente!….que nuestra vida sea sólida en el Señor Mateo 7:24. Luego, trabajar en nuestra realización personal (autoestima): Experimentar felicidad en lo que hacemos y esto lo logramos cuando …¡lo hacemos todo como para el Señor!. Sentirse bien físicamente y contenta con su apariencia (cuidar de nuestra salud y apariencia…¡siempre! ). Sentirnos satisfechas con lo que hemos realizado todo el día. Es importante aprender del pasado y tomarlo como una escuela que nos ha enseñado lo mejor de la vida. Y aprender a ser una mejor persona cada día. No olvidemos enfocarnos en saber para qué estamos en este mundo, hacia donde vamos y cuál es nuestra misión aquí en la tierra.
Si deseamos propiciar cambios…iniciamos por nosotras mismas…luego en la comunión con otras mujeres, lo que produce un acercamiento entre «hermanas», que genera una interdependencia solidaria, en donde podemos edificarnos, bendecirnos y crecer mutuamente. Pueden presentarse dificultades… ¡eso es verdad!…pero todo es parte del proceso de crecimiento espiritual y hay que aprender a resolverlas.
En conclusión…ser mujer es estar en un proceso de cambio permanente, el cual genera temor que puede paralizarnos. No podemos negar que el mundo está cambiando y no podemos paralizarnos, sino ser de bendición para todos y el deseo de Dios es que trabajemos en hacer volver el corazón de todos los que nos rodean a los brazos amorosos de nuestro creador. Ser mujeres de ejemplo…. ¡MUJERES, DIOS NOS HA LLAMADO A SER AGENTES DE CAMBIO!