La mala calidad del agua impacta en la vida de miles de personas que dependen de lo que producen los ríos, los cuales son afectados por la acumulación de basura, que hace que el vital líquido no sea apto ni para la recreación y mucho menos para el riego de cultivos o el consumo humano.
De acuerdo con expertos, los efectos de la contaminación de los afluentes se reflejan en los altos índices de desnutrición y diarrea, principalmente en niños. El Ministerio de Salud registra que 154 niños murieron en el 2018 por este mal.
El problema se intensifica en sectores donde no llueve mucho; por ejemplo, en municipios de los 11 departamentos que forman el Corredor Seco, pues en esos lugares, pese a que corren algunos ríos, los pobladores no pueden aprovechar el agua debido a la contaminación, empeorando así la seguridad alimentaria de las familias.
Sydney Samuels, exministro de Ambiente, comentó que el 95 por ciento de los ríos del país están contaminados y que sus aguas se desaprovechan.
«En Guatemala tenemos un desbalance paradójico, porque de los 95 mil millones de metros cúbicos de agua que cada año nos dan los ríos, solo se aprovecha menos del 10%, unos ocho mil metros cúbicos, que se utilizan para consumo humano y la agricultura», comentó Samuels.
Añadió que mientras grandes cantidades de agua se desaprovechan, el número de municipios del Corredor Seco aumenta, por lo que se promueven proyectos de captación de aguas superficiales para utilizarlos en riegos agrícolas.
Magaly Arrecis, jefa de la División Socioambiental del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, calificó de grave la situación de las fuentes de agua del país, por el alto grado de contaminación y porque a pesar de eso la población continúa utilizando el agua. «La calidad de los ríos es tan mala que ni siquiera para la recreación es adecuada», dijo.
Arrecis agregó que es urgente que se implementen proyectos de plantas de tratamiento y que desde el hogar se promueva reutilizar el agua.
Añadió que el problema de contaminación de los ríos es tan complejo que muchos productos de exportación, como la lechuga, son rechazados por no llenar los estándares de calidad que se exigen para los sistemas de riego. Agregó que, debido al consumo de vegetales contaminados, los casos de diarrea en el país son altos, lo que impacta en la calidad de vida de la población, principalmente de niños.
Metales pesados
La situación de miles de personas que dependen de las aguas de los ríos Las Vacas y Villalobos, en el área metropolitana, es desalentadora, pues ambos afluentes están contaminados.
El último, por ejemplo, con metales pesados, causantes de varios tipos de cáncer y dolencias hepáticas.
Virginia Mosquera, investigadora del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (Iarna), comentó que el río Villalobos, que desemboca en el Lago de Amatitlán, presenta cargas altas de materia fecal y metales pesados, debido a la cantidad de industrias que se ubican en la salida hacia el sur.
Agregó que ese tipo de contaminación tiene consecuencias a largo plazo para quienes consumen el agua. Mosquera asegura el agua de esos dos ríos aun es utilizada para riegos agrícolas, y en algunos casos, para consumo humano, lo que considera alarmante.
Datos
«La Empresa Municipal de Agua registra 215 mil servicios en el área metropolitana, los cuales son abastecidos por medio de cien pozos.
-Estudios anteriores dan cuenta de que el 41% del agua de la ciudad proviene de pozos y el 59%, de fuentes superficiales provenientes de cuencas fuera del área metropolitana.
«Un estudio del 2005 de Fundaeco señala que para el 2020 los habitantes capitalinos superarán los 4.24 millones.
-Proyecciones de Fundesa establecen que en el 2032 la metrópoli podría tener más de 5.2 millones de habitantes.
Abundante agua, pero en pobres condiciones
De acuerdo con estudios de expertos que participaron en el evento organizado por varias entidades, una persona debería gastar 150 litros de agua al día para cubrir sus necesidades como ducharse, alimentarse, acudir al sanitario y lavar ropa. Aunque en la metrópoli muchos utilizan hasta 400 litros diarios por malos hábitos.
Edwin Castellanos, decano del Instituto de Investigaciones y director del Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad (CEAB) de la Universidad del Valle de Guatemala, refirió que, según estudios, en un periodo de 40 años se ha talado la mitad de los bosques del país, lo cual ha contribuido a que no se recarguen las fuentes hídricas y que las consecuencias sean más graves en unos años.
También mencionó que, a pesar de ser un país con suficientes recursos naturales como ríos y lagos, el agua de estos afluentes ha sido contaminada porque reciben los desechos de los desagües y la basura que se lanza a los barrancos.
«Tenemos un exceso de agua, pero a pesar de ese exceso siempre veremos el problema de escasez, lo que ocurre es que mucha de esa abundancia tiene problemas de mala calidad, está la mala costumbre de tirar la basura en los barrancos y eso se va a los ríos, uno de los lagos que comienza a contaminarse es Atitlán, el que por muchos años vimos limpio», lamentó.
Castellanos recomendó adquirir el hábito de almacenar agua para tener suficiente liquido hasta para seis meses, ya que de esa forma se puede afrontar las temporadas de escasez.
«Hay que lidiar con el problema de la basura, también debemos dejar de usar petróleo, tenemos recursos renovables para sustituir ese combustible», puntualizó. Comuna perforará 13 pozos más para extraer más agua y afrontar un año de poca lluvia.
Limpiar y aprovechar
Alex Guerra, director general del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático, explicó que dentro de la basura que se encuentra en los ríos hay mucho vidrio, aluminio y cartón que se podrían aprovechar para ser reciclados.
«En otros países estos materiales se usan para fabricar electricidad. En Suecia extraen el metano de las aguas residuales y lo usan como combustible para los buses, el 40 por ciento del metano que extraen viene de las aguas residuales», aseveró.
Guerra precisó que el fosfato es un nutriente que se utiliza para hacer crecer las plantas, pero también se deriva de los jabones y las heces fecales que hay en los ríos contaminados, lo cual fertiliza las algas que nacen en esos afluentes.
Según el experto, otras investigaciones han determinado que el río Villalobos es uno de los caudales en donde por su nivel de contaminación se podría extraer ese fertilizante.
Otros métodos
«Se debería limpiar y al mismo tiempo aprovechar todo ese fosfato. El problema es que hay escasez dentro de la abundancia, aún dependemos de la lluvia para regar los cultivos y eso nos hace más vulnerables porque produce pérdidas, necesitamos otros métodos de riego para no depender de la lluvia», argumentó.
Agregó que hay países como España, Alemania e Israel, donde la cantidad de agua que se utiliza por persona es menos que en Guatemala; sin embargo, no tienen problemas de escasez y su economía se basa en el buen manejo del recurso.
«Son potencias que basan su economía en el buen manejo del agua, a pesar de tener mucho menos que nosotros. Usamos el diez o veinte por ciento de toda el agua que tenemos en el país, es lamentable que tengamos suficiente agua, pero también escasez», expresó.
Oferta
Según el estudio del experto, en Guatemala hay una oferta de 97 mil 120 millones de metros cúbicos de agua, aunque solo se utilizan 9 mil 596 millones. Añadió que, la cantidad de montañas permiten el nacimiento de ríos y el país por su ubicación geográfica debería tener beneficios con el agua.
«Nacen muchos ríos, pero la mitad del agua se va a México, Belice, Honduras y El Salvador, incluso podríamos ser un país exportador de agua», expuso.
El doctor recomienda captar el agua de lluvia por medio de las terrazas de las viviendas, pues asegura, son un buen mecanismo de captación. También mencionó los mecanismos para transformar la niebla en agua, como ya se hace en algunos lugares de la provincia y en otros países.
María José Flores, directora ejecutiva Fundación para la Conservación del Agua en la región Metropolitana de Guatemala (Funcagua), expresó que quienes viven en la metrópoli tienen malos hábitos que generan más escasez, como ducharse por más de diez minutos y utilizar agua en exceso para lavar ropa.
Durante la conferencia se contó con la participación de Gisela Kaiser, gerente de aguas de Cabo de Horno, Sudáfrica, primera ciudad del mundo en quedarse sin agua, por lo que compartió su experiencia sobre los problemas que deben afrontar los habitantes al tener racionamientos y dificultades para cubrir sus necesidades.
El problema que afrontan en esa ciudad fue anunciado varios años atrás, por lo que sus habitantes se vieron obligado a adoptar mecanismos de racionamiento.
Acceso al agua
La explosión demográfica explica este fenómeno. Guatemala pasó de tener 7,5 millones de habitantes en 1976, a 15,8 millones en 2015. El caudal de aguas negras, las que son vertidas sin ningún tratamiento a los ríos que rodean ciudades y poblaciones, se ha triplicado en ese tiempo.
Unos tres millones de guatemaltecos, mayoritariamente del área rural, no tienen acceso al agua potable, extremo que se paga, incluso, con la vida: de las 10 causas principales de enfermedades endémicas en el país, cinco tienen relación directa con el consumo de agua contaminada. Los niños son los más vulnerables. Según la Secretaría General de Planificación Económica, en Guatemala mueren 42 menores de cinco años por cada 1.000, la tasa más alta de Centroamérica. El 48,1% de esas muertes son atribuibles al consumo de agua no potable.
Las aguas dejan también de ser válidas para el riego. A las aguas negras se suman los metales pesados que desecha la industria, y los herbicidas y plaguicidas de las grandes plantaciones, que producen alimentos cuyas exportaciones sostienen uno de los pilares fundamentales de la economía nacional.