Toda una novedad fue la llegada de la caravana de migrantes a Guatemala, que partió el pasado 13 de octubre desde Honduras con 2.500 personas rumbo a Estados Unidos, huyendo de la pobreza y violencia que asola ese país centroamericano.
En años recientes, decenas de miles de hondureños y otros centroamericanos han emigrado hacia el norte para huir de la violencia, la pobreza o una combinación de ambos. Algunos suelen moverse con ayuda de caravanas: grupos semicoordinados cuyo tamaño les provee algo de seguridad contra los muchos peligros en el trayecto, como asaltos, violaciones y extorsiones.
Los guatemaltecos mostraron una vez más su generosidad solidarizándose con la caravana, proporcionándoles agua potable y comida. Ancianos, adultos, jóvenes, niños, incluso personas en sillas de ruedas, avanzan, luchando por vencer las inclemencias del tiempo, el hambre y el cansancio, lo que les da fuerza es un solo sueño: llegar a Estados Unidos.
Por su parte, el Presidente de EEUU, Donald Trump, recurrió a Twitter para lanzar una seria amenaza al Presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, a quien advirtió de que si no pone freno a la caravana de migrantes que se dirige a EEUU, pondrá fin «inmediatamente» a la ayuda económica que recibe este país centroamericano.
No es la primera vez que una caravana de migrantes se dirige hacia el norte, con el fin de mejorar sus condiciones económicas y dejar atrás la violencia endémica que afecta a los países del denominado Triángulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala), donde cada año se contabilizan miles de víctimas, a consecuencia de las pandillas y de la delincuencia común.
Precisamente, en mayo de este año, EEUU finalmente acogió a más de 200 migrantes centroamericanos que recorrieron miles de kilómetros para lograr asilo en el país tras atravesar todo México. En esa ocasión, lograron doblegar el discurso anti migratorio de Donald Trump, quien cuando se enteró de las intenciones de esa caravana que comenzó el 25 de marzo en la ciudad mexicana de Tapachula en la frontera con Guatemala, aseguró que iba a impedir su entrada al país por constituir una «amenaza a la seguridad» de EEUU, razón por la cual anunció que enviaría al Ejército a la frontera. Concretamente, en la denominada ‘Vía Crucis del Migrante’, participaron 1.200 personas que dejaron todo en su país en busca de un futuro mejor, al igual que sucede con los más de 2.000 migrantes hondureños que recorren a pie en estos momentos Guatemala en dirección a México.
Tras pasar la noche en Esquipulas, después de cruzar el lunes la frontera con Guatemala de Agua Caliente, los migrantes han continuado su marcha, acompañados de cientos de niños y ancianos, e incluso alguno en silla de ruedas, con la plena confianza de que alcanzarán su meta de entrar en EEUU. Durante su travesía, han sido varias las muestras de solidaridad por parte de la población de Guatemala, que les ofrece gratuitamente bebidas y comida para paliar la sed y el hambre.
Algunos viajan con maletas y otros con mochilas cargando en sus hombros a sus hijos con la pretensión de alcanzar su destino en la frontera entre México y EEUU y lograr que Donald Trump vuelva a ceder y permita su entrada.
Ancianos, adultos, jóvenes, niños, incluso personas en sillas de ruedas, avanzan, luchando por vencer las inclemencias del tiempo, el hambre y el cansancio, lo que les da fuerza es un solo sueño: llegar a Estados Unidos.
Morales se ha manifestado este martes en relación con la caravana y ha reconocido que en Guatemala, al igual que en otros países de Centroamérica «no hay ni siquiera las condiciones mínimas y las familias tienen la necesidad de separarse». «Hoy estamos tratando de ayudar, así como lo estamos haciendo con nuestros hermanos hondureños para convencerlos de que deben construir Honduras, al igual que los guatemaltecos debemos construir Guatemala y juntos hacer una Centroamérica donde todos queramos vivir en paz», ha concluido.
Por su parte, el Instituto Guatemalteco de Migración publicó el lunes un comunicado en el que criticó que la denominada ‘Caminata del Migrante’ «promueve y exhorta mediante engaño que nacionales del vecino país de Honduras migren de forma irregular y sin considerar cumplir y respetar las leyes migratorias de los países que pretenden transitar».
Así, recordó que el Código de Migración establece el derecho a migrar «siempre y cuando se respete y se cumpla con la legislación nacional e internacional de la cual Guatemala es parte, así como con el cumplimiento de los requisitos establecidos para el ingreso, egreso, tránsito y estadía».
¿Que dice la Biblia sobre la inmigración? Romanos 13:1-7 hace abundantemente claro que Dios espera que obedezcamos las leyes del gobierno. La única excepción a esto es cuando una ley del gobierno te obliga a desobedecer un mandato de Dios (Hechos 5:29). La inmigración ilegal es la ruptura de una ley gubernamental. No hay nada en las Escrituras que contradiga a una nación a tener leyes de inmigración. Por lo tanto, es un pecado, rebelión contra Dios, entrar ilegalmente en otro país.
La inmigración ilegal es un tema controvertido en los Estados Unidos (y algunos otros países) hoy. Algunos argumentan que las leyes de inmigración son injustas e incluso discriminatorias–dando a individuos la justificación para inmigrar ilegalmente. Sin embargo, Romanos 13:1-7 no da ningún permiso a violar una ley porque es injusta. Una vez más, el problema no es la justicia de una ley. La única razón bíblica para violar una ley gubernamental es si esa ley viola la palabra de Dios. Cuando Pablo escribió el libro de Romanos, él estaba bajo la autoridad del Imperio Romano, dirigido por el más malvado de todos los emperadores romanos, Nerón. Bajo ese reinado, había muchas leyes injustas y/o descaradamente malvadas. Aun así, Pablo instruyó a los cristianos a someterse al gobierno.
¿Son injustas las leyes de inmigración de los Estados Unidos? Algunos lo creen así, pero esa no es la cuestión. Todos los países desarrollados en el mundo tienen leyes de inmigración, algunos un poco más estrictos que los Estados Unidos y algunos menos estrictos que los Estados Unidos. No hay nada en la Biblia que prohíba a un país tener fronteras totalmente abiertas o haber cerrado completamente las fronteras. Romanos 13:1-7 también le da al gobierno la autoridad para castigar a los delincuentes. Si el castigo es encarcelamiento o deportación o incluso algo más grave, es dentro del derecho del gobierno a determinarlo.
La mayoría de los inmigrantes ilegales en los Estados Unidos han venido con el propósito de tener una vida mejor, proveer para sus familias y escapar de la pobreza. Estas son motivaciones y objetivos buenos. Sin embargo, no es bíblico violar una ley para lograr algo ‘bueno’. El cuidado de los pobres, huérfanos y viudas es algo que la Biblia nos manda a hacer (Gálatas 2:10; Santiago 1:27; 2:2-15). Sin embargo, el hecho bíblico de que debemos cuidar de los desafortunados no significa que deberíamos violar la ley al hacerlo. Apoyando, facilitando y alentando la inmigración ilegal, por lo tanto, también es una violación de la palabra de Dios. Aquellos que deseen inmigrar a otro país siempre deben obedecer las leyes de inmigración de ese país. Mientras que esto puede causar retrasos y frustraciones, estas razones no dan a una persona el derecho a violar una ley.
¿Cuál es la solución bíblica a la inmigración ilegal? Simplemente… no hacerlo; obedecer las leyes. Si la desobediencia no es una opción bíblica, ¿qué es lo que puede hacerse en lo que respecta a una ley de inmigración injusta? Es totalmente dentro de los derechos de los ciudadanos intentar cambiar las leyes de inmigración. Si es tu convicción de que la ley de inmigración es injusta, haz todo lo que legalmente esté a tu alcance para conseguir un cambio de la ley: orar, peticionar, votar, protestar pacíficamente, etc. Como cristianos, deberíamos ser los primeros en tratar de cambiar cualquier ley que es injusta. Al mismo tiempo, también debemos demostrar nuestra sumisión a Dios obedeciendo el gobierno que él ha puesto en autoridad sobre nosotros.
«Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios» (1ª Pedro 2:13 – 16).